Pese a tener hoy un escenario externo extraordinariamente favorable para su desarrollo, la situación política del país ha introducido en la marcha de la industria minera peruana, niveles de incertidumbre y riesgo inéditos en su historia reciente. En ese escenario, y en espera de que se defina al ganador de los comicios del 6 de junio, ¿qué perspectivas afrontará el sector a partir de las propuestas formuladas por las agrupaciones en competencia? Alonso Segura, exministro de Economía, responde esta y otras interrogantes clave sobre la actividad en la siguiente entrevista.
La actual coyuntura en el país ha puesto a nuestra industria minera ante la paradoja de estar atravesando por el mejor escenario externo y, en contrario, ante el peor escenario interno. Efectivamente, porque el entorno de la industria minera en el país es combustible. Ahora, es difícil decir que es peor que en años previos, pero ciertamente la coyuntura electoral representa un riesgo importante sobre las perspectivas, la estabilidad y el crecimiento del sector a mediano plazo.
Pero a eso, además, se va a sumar que la presión sobre el sector va a mantenerse incluso habiéndose definido la elección. Y es que la grave crisis generada por la pandemia, que ha agravado las inequidades económicas y sociales en el país, justifica, como ya lo han propuesto las dos opciones que disputan la elección, que todos asumamos una carga mayor para salir de la crisis y empezar la recuperación; y, en particular, el sector minero.
En perspectiva, ¿cabe esperar un recrudecimiento de los conflictos por la clara predominancia de la opción de Perú Libre en las regiones mineras? Ese resultado no es sorprendente porque ya ocurrió en otros procesos. De hecho, en el 2011 Ollanta Humala ‘barrió en esas mismas zonas, y en el 2016 las opciones de izquierda igualmente ganaron allí. En todo caso, a lo que debemos estar atentos es a la gran polarización de fuerzas que hemos visto en el actual proceso, lo que marca una clara diferencia respecto a los anteriores.
¿Y a qué cree que se deba ese hecho? A tres razones. Primero, a la pandemia, que ha desnudado una serie de debilidades y agudas ineficiencias en el sector público que ya conocíamos, pero que con la pandemia han llegado a niveles dramáticos. Y ante eso, la población, que ha visto cómo miles de personas se han contagiado y muerto sin que el Estado pueda atenderlos, y que las condiciones económicas y de trabajo precarias que tenía antes de la pandemia ahora son aún peores, lo que está haciendo es buscar culpables y cambios como sea. No importa si ese cambio va a llevarla a una peor situación de la que tiene hoy; simplemente quiere un cambio. En ese sentido, la pandemia ha sido como echar nitroglicerina a una situación que de por sí era ya combustible.
¿Cuál es la segunda razón? Algo que ya conocíamos, y es que la minería opera en las zonas más pobres del Perú, zonas donde cerrar las brechas y…