A lo más profundo de las selvas del departamento de Nariño, llegó el Ejército, en compañía de la Policía y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), con el objetivo de darle un duro golpe a la renta criminal de la estructura delincuencial ‘Dagoberto Ramos’ que opera en esa región del país.
Entre Magüí Payán y Roberto Payán, al sur de Colombia, esta red se financia por medio del narcotráfico y de la minería ilegal de oro, la cual, según inteligencia militar, le deja a este grupo ganancias superiores a los 200 millones de pesos mensuales.
Cuatro máquinas retroexcavadoras fueron destruidas por las autoridades con el fin de que los mineros, la mayoría de ellos instrumentalizados por los grupos criminales, dejen de utilizarlas y sigan afectando los afluentes hídricos.
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