La planta de Atalaya podría estar lista a final de año, y comenzar a producir entre 3.000 y 10.000 toneladas anuales de cobre y zinc.
Hace apenas 20 años, la antaño fértil cuenca minera de Riotinto quedó como reliquia. Tras años de decadencia, las minas se clausuraron y la zona se detuvo a modo de museo viviente de los años de esplendor, cuando los ingleses campaban a sus anchas y veraneaban en Punta Umbría.
Las huelgas no pudieron evitarlo y los alrededores se despoblaron a gran velocidad al mismo tiempo en que los escolares y las familias domingueras se erigían en los nuevos huéspedes de una Riotinto turística.
Sin embargo, la empresa Atalaya Mining vio en 2015 posibilidades de reabrir los yacimientos en busca de cobre y gossan (rocas formadas por la oxidación de sulfuros de hierro).
Desde entonces, las minas han estado extrayendo, entre otros, concentrado de cobre en una pureza máxima del 25%.
Desde los yacimientos se transporta en camiones (en tiempos, eran los trenes los amos de la zona) hasta el puerto de Huelva, donde los minerales secundarios viajan hasta China para que allí lo fundan hasta dar con un 100% de pureza.
“La chica de cobre”
Así viene siendo hasta ahora. Pero la confluencia entre Atalaya y una joven ingeniera electroquímica puede cambiar el paisaje industrial de Riotinto y, quién sabe, abrir nuevas perspectivas de futuro a toda la Faja Pirítica, la región minera que se extiende de Sevilla y Huelva hasta el Algarve y el Alentejo portugueses.
Eva Laín se encontraba realizando su doctorado en Cambridge en torno a 2014. «Mi doctorado trataba de paneles solares biológicos, pero mientras tanto trasteaba con otras ideas en el laboratorio», explica a 20minutos.
Entre estas ideas estaba la lixiviación de minerales primarios, una «vía de tratamiento sin precedentes a escala industrial» para extraer minerales valiosos de los secundarios.
Por ejemplo, lograr cobre al 100% de una amalgama inicial del 25%, sin pasar por la fundición. Algo que, para los no iniciados, tiene mucho de alquimia.
La ‘alquimista’ española domiciliada en la prestigiosa Cambridge empezó las pruebas de laboratorio en 2015, en botes de 200 mililitros.
Después, puso rumbo a la provincia de Huelva y empezó, bajo el amparo de Atalaya Mining, a experimentar en una primera planta piloto.
De ahí salió su propia empresa, Lain Tecnologies, propietaria de la patente del sistema E-LIX.
En 2020, Atalaya presentó el proyecto para producir un mínimo de 10.000 toneladas de cobre puro al año mediante esta tecnología y este mismo año ha anunciado 12 millones de inversión para la construcción de una nueva planta industrial.
En breve, Riotinto podrá producir metales puros sin necesidad de que ese proceso se lleve a cabo en China.
«Todo empieza y acaba en Riotinto. Se podrá producir cobre puro a pie de mina, en lugar de exportar un concentrado del 23%», señala Laín.
Hasta ahora, debido a los costes de producción y medioambientales, el viaje al Lejano Oriente era la única solución rentable para lograr cobre puro.
Sin embargo, E-LIX garantiza el proceso de manera rentable y sostenible gracias a un sistema que, en lugar de las otras vías agresivas como la fundición, se basa en el uso de electricidad.
«Así se logra disolver los metales de manera económica y eficiente a nivel de recuperación, de forma segura y cómoda de operar. Es un giro de 180 grados porque no va por vías químicas ni agresivas. Ni siquiera usamos ácido».
Producción de Atalaya
La planta de Atalaya podría estar lista a final de año, y comenzar a producir entre 3.000 y 10.000 toneladas anuales de cobre y zinc.
El sistema E-LIX permite también convertir níquel, cobalto, plomo, plata, oro… La producción de cobre puro abre nuevas perspectivas en esta zona deprimida.
Aumenta la cadena de valor y relanza la cuenca minera; da nueva vida a una historia industrial que arranca en la antigüedad y en Roma y que tuvo su auge hace ya más de 100 años.
«De entrada, vamos a generar unos 50 puestos de trabajo y a partir de ahí ampliaríamos», añade Laín.
La joven dejó los efervescentes pasillos de Cambridge para instalarse en Aracena. Un cambio que, aunque no es sencillo, le compensa.
«Es precioso ver cómo algo que he visto desde el laboratorio se convierte en realidad. Además, está el orgullo de llevarlo a cabo en mi propio país. Parece que los jóvenes españoles con talento tengan que irse fuera para triunfar».
Su tecnología puntera, señala, es «pura marca España». Hace diez años, en Riotinto no se movía un camión. Hoy, las perspectivas de rehabilitar yacimientos que se creían improductivos y minerales que se consideran estériles, es una realidad.