Nadie pensaría que la irrigación del agua sería el gancho entre la comunidad y el proyecto. Y, es que la filosofía de Buenaventura no cierra las puertas a la armonía social.
Ocho horas en carro desde la Ciudad Blanca de Arequipa hasta Tambomayo, a 4,800 m.s.n.m, no es poca cosa, y Renzo Macher lo sabe, pues recorre todo ese camino para llegar al proyecto que dedica el 80% de su tiempo en las comunidades.
El ingeniero civil es gerente del proyecto Tambomayo, el cual será la nueva unidad minera de Buenaventura, cuando entre en operaciones a fines de 2015. Asimismo, el hecho de que se ubique al pie de un nevado dentro del distrito de Tapay, y provincia de Caylloma, no merma sus ansias de exploración.
Hablar de Tambomayo es tocar directamente el tema social, ya que el ingeniero precisó que la filosofía de Buenaventura no cierra las puertas a las comunidades.
Y, esto lo certifica con la generación de empleo que permite que el 100% de la población económicamente activa de la comunidad esté inmerso en el proyecto.
Según el ingeniero, el factor fundamental del proyecto es el agua, porque Tambomayo producirá 83 litros por segundo de agua de mina, lo cual resulta un factor valioso para la agricultura y ganadería de Tapay, principales actividades económicas de la zona.
De esta manera, relató que si se asegura que hasta 30 litros de agua por segundo vayan a las irrigaciones de Tapay, este será el gancho para que la población los acepte sin problemas.
“La responsabilidad social compartida es el corazón del proyecto”, dijo Macher y concluyó diciendo que los participantes de las comunidades deben dominar sus actividades agrícolas y ganaderas, porque cuando termine el proyecto, después de haber sido operadores de planta o construcción, se enfrentarán a otra realidad.
Cifras y datos
Inversión. El proyecto costará US$ 256 millones. Obras civiles con US$ 165 millones, y lo restante en exploraciones.
Utilidades. Tambomayo producirá US$ 300,000 por día.
Metal. Explotación de oro y plata de alta ley.
Tiempo de vida. 5 años.
Fuente: Gestión