Las necesidades son diversas, pero los propósitos y beneficios en las regiones son comunes. “Toda crisis debe verse como una oportunidad”, respondió de forma optimista el economista Carlos Casas.
Tras las elecciones regionales y sus efectos en las inversiones mineras solo nos queda reflexionar. Carlos Casas, economista de la Universidad del Pacífico, es optimista, y recomienda mantener una posición proactiva, activar el zoom hacia las necesidades sociales de aquellas regiones y ver su realidad.
“Toda crisis hay que verla como una oportunidad”, dijo Casas, y declaró a Gestion.pe que los dos grandes causantes de los problemas de corrupción que vemos en las regiones no son los presidentes regionales ni los alcaldes, sino el sistema político y la ausencia del rol sancionador del Gobierno.
Respecto al sistema político, el economista refirió que este brinda los incentivos para que gente con dudosa reputación entre al poder, y por otro lado, el rol sancionador del Gobierno no ha sido muy efectivo, ya que cualquier reforma requiere no solo de una capacidad nacional sino también subnacional.
“Debemos hacer que los pobladores de dichas regiones reconozcan a la actividad minera como un beneficio para ellos, pero el trabajo es tanto político como económico. Por alguna razón, los pobladores han elegido sus gobernantes”, acotó.
Para ello, el catedrático planteó que la política pública debería ser diferenciada, porque si es común para todos nadie tendrá el beneficio, ya que las necesidades son diversas en cada región.
“Hace falta un monitoreo permanente de cada territorio, falta comunicación a nivel del Estado, los gobiernos regionales invierten pero no coordinan. Hay desigualdad de inversión, ya que los lugares donde hay más pobreza están fuera de foco”, acotó.
Los partidos políticos y su “talón de Aquiles”
Según Casas, muchos partidos políticos nacieron con un propósito común, pero se desprestigiaron con el tiempo porque solo buscaron un interés particular, donde el Gobierno Nacional no supo supervisar.
Así, si no hay barreras de entrada –comentó- cualquier persona puede ser líder de un partido. Sin embargo, recalcó que cuando estos sean reconocidos a nivel nacional e intervenga un efecto reputacional a través de un control y sanción, la situación mejorará.
Fuente: Gestión