La petrolera prometió, en marzo, abandonar Rusia poco después de la invasión de Ucrania, diciendo que no haría más inversiones en el país.
Rusia ha decidido retirar a Exxon Mobil de un importante proyecto ruso de petróleo y gas.
Tras ello, habría transferido la participación del gigante petrolero de Texas a una entidad rusa, según la compañía estadounidense.
Según World Energy Trade, Moscú bloqueó durante meses los esfuerzos de Exxon por transferir la explotación y vender su participación del 30% en la empresa Sakhalin-1, situada en el Extremo Oriente ruso.
Ahora ya se ha eliminado por completo la participación de Exxon.
Incluso, el lunes, Exxon calificó la medida de Moscú de expropiación y sostuvo que se había retirado de Rusia.
Acciones realizadas
Hace una semana, el presidente Vladimir Putin firmó un decreto por el que se creaba una nueva entidad para gestionar las operaciones del proyecto de petróleo y gas del Extremo Oriente.
El decreto permitía al gobierno ruso distribuir las participaciones en el proyecto y echar a los socios extranjeros si lo consideraba oportuno.
Exxon había cultivado lazos con Rusia durante décadas, pero se había retirado de al menos otras 10 empresas conjuntas.
Esto después que Estados Unidos y sus aliados impusieran sanciones a Rusia tras su invasión de Crimea en 2014. Sakhalin-1 no había sido cubierta por esas sanciones.
Tras ello, con información del Wall Street Journal, Exxon señaló que esto equivalía a una expropiación y que se había retirado de Rusia en su totalidad,
Sin embargo, Exxon iba a salir de todos modos. Poco después de que las tropas rusas entraran en Ucrania en febrero, Exxon dijo que se retiraría de Rusia y no haría más inversiones allí.
La mayor compañía petrolera de Estados Unidos prometió en marzo abandonar Rusia poco después de la invasión de Ucrania, diciendo que no haría más inversiones en el país.
En abril, el gigante estadounidense declaró fuerza mayor en el proyecto Sakhalin, reduciendo la producción de unos 220.000 bpd a sólo 10.000.
Asimismo, la producción también se vio afectada por la negativa de Exxon a aceptar la cobertura del seguro local para los petroleros que transportan el crudo desde la isla de Sakhalin.
Salida de Exxon
La salida de Exxon fue especialmente complicada porque operaba el proyecto y es responsable de las medidas de seguridad y medioambientales.
El proyecto no se ha cerrado del todo, en parte porque proporciona energía a los residentes de la isla de Sakhalin, que es una zona ambientalmente sensible.
Encontrar una contraparte capaz de gestionar el complejo proyecto ha sido una tarea difícil.
Mientras tanto, Reuters informó ayer de que la ONGC india estaba considerando tomar una participación en la nueva entidad que opera Sakhalin-1.
La petrolera estatal india era accionista del consorcio antes de la retirada de Exxon y quería mantener su participación en el proyecto, dijo Reuters, citando fuentes no identificadas.
«ONGC Videsh protegerá su participación en el proyecto, lo que significa que tendrá una participación en la nueva entidad», declaró una de las fuentes.
Exxon y sus socios tenían un acuerdo de reparto de la producción desde los años 90.
Exxon Neftegas Ltd., una unidad de la petrolera estadounidense, poseía el 30% del proyecto y era su operador.
Rosneft posee el 20%, mientras que la japonesa Sodeco y la india ONGC Videsh poseen por separado algunas partes.
Asimismo, el proyecto Sakhalin-1 también es importante para Japón.
A pesar de la campaña de sanciones entre sus socios occidentales, Japón ha declarado que no podría permitirse dejar de comprar petróleo y gas del desarrollo de Sakhalin.
Dos empresas japonesas son también accionistas de Sakhalin-1 y se les ha ofrecido mantener sus participaciones en la nueva entidad, gestionada por una filial de Rosneft.
Exxon intensificó su disputa con Rusia en agosto cuando notificó a los funcionarios del Kremlin que demandaría al gobierno a menos que Moscú le permitiera salir del proyecto.
La empresa había enviado a los funcionarios rusos una notificación de diferencia, que, según los abogados, es un requisito habitual en los contratos comerciales como paso para remediar los conflictos antes del litigio.
También da lugar a un plazo para que las partes lleguen a un acuerdo o el asunto pueda pasar a litigio.