El hallazgo se dio luego que Europa mostrara su preocupación por la dependencia que tienen con China debido a los metales con los que realizan los vehículos eléctricos.
Suecia anunció este jueves el descubrimiento del yacimiento de tierras raras “más grande” conocido hasta ahora en Europa, un pequeño paso hacia una mayor autonomía de la UE respecto a China, que lidera el suministro de estos metales esenciales para la transición verde.
“Se trata del más grande yacimiento conocido de elementos de tierras raras en nuestra parte del mundo, y podría convertirse en un elemento básico importante para la producción de materias primas críticas, absolutamente cruciales para la transición verde”, señaló el director general del grupo minero público LKAB, Jan Moström.
“Nos enfrentamos a un problema de suministro. Sin minas, no puede haber vehículos eléctricos”, prosiguió el directivo, en un comunicado
El hallazgo, en el norte de Suecia, ocurre en un contexto en el que Europa se preocupa por su dependencia, sobre todo hacia China –el mayor productor mundial–, para conseguir estos minerales que sirven para fabricar las baterías de los vehículos eléctricos y las turbinas de las torres eólicas.
Según las primeras estimaciones, el yacimiento de Kiruna, una gran región minera del país escandinavo, contiene más de “un millón de toneladas de óxidos de tierras raras”, pero la empresa sueca admitió que todavía no había cuantificado su magnitud exacta.
Queda “un largo camino” para recorrer antes de que se pueda explotar, advirtió LKAB.
“Prevemos que se necesitarán varios años para estudiar el yacimiento y las condiciones de explotación rentable y duradera”, indicó Moström.
Preguntado sobre la fecha prevista para el inicio de los trabajos, el responsable dijo que dependería sobre todo de la rapidez para obtener los permisos de explotación, y aseguró que, de acuerdo con la experiencia pasada, esto podría demorar “entre 10 y 15 años”.
Reducir la dependencia de China
Según las estimaciones actuales, el yacimiento anunciado representaría menos del 1% de las reservas mundiales de tierras raras, cifradas en 120 millones de toneladas por el instituto geológico estadounidense (USGS).
El hallazgo no deja de ser una noticia esperanzadora para la Unión Europea, escaldada por su dependencia energética de Rusia e interesada ahora en emanciparse en el capítulo de los metales raros.
En la actualidad, el 98% de las tierras raras empleadas en la UE se importa de China, que goza de un cuasi monopolio en el sector.
“Nada más que nuestras necesidades de tierras raras se van a multiplicar por cinco de aquí a 2030″, declaró en septiembre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
“Tenemos que evitar encontrarnos de nuevo en una situación de dependencia, como en el caso del petróleo y el gas”, advirtió Von der Leyen, que anunció entonces la elaboración, todavía en curso, de un reglamento europeo sobre materias primas de importancia crítica.
Como parte de sus esfuerzos para atajar el calentamiento climático, la UE acordó poner fin a las ventas de coches nuevos de gasolina y diésel a partir de 2035. Estos deberán ser reemplazados por modelos eléctricos.
“La electrificación, la autosuficiencia y la independencia de la UE respecto a Rusia y China empezarán por esta mina”, afirmó la viceprimera ministra y ministra de Economía y Energía sueca, Ebba Busch, cuyo país ejerce la presidencia rotatoria de la UE desde el inicio del año.
El anuncio de LKAB, un grupo público, se hizo con motivo de una visita a Kiruna de una delegación de la Comisión Europea.
A corto plazo, Busch destacó la importancia para la UE de “diversificar” el origen de sus importaciones. “Pero a largo plazo, no podemos depender exclusivamente de acuerdos comerciales”, dijo.
El término de tierras raras incluye metales como el neodimio, el praseodimio o el disprosio, fundamentales en la fabricación de imanes empleados en los coches eléctricos y las turbinas eólicas.
Estos metales también está presentes en bienes de consumo como
los teléfonos inteligentes, las pantallas de las computadoras y las
lentes telescópicas.
Otros tienen usos más tradicionales, como el cerio, empleado en el
pulido de cristales, y el lantano, para los tubos de escape o las lentes
ópticas.