Beatriz De la Vega, Socia de Asesoría Tributaria y Líder de
Energía y Recursos Naturales de KPMG en Perú.
Actualmente todos los países y organizaciones han asumido objetivos ambiciosos para lograr el objetivo de netzero o cero emisiones netas de carbono. Es decir, alcanzar un nivel en el que la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) se equilibre proporcionalmente con su eliminación en la atmósfera. En el caso del Perú, se ha establecido como meta, por ejemplo, reducir el 40% de GEI al 2030. Aquí se establece el vínculo entre este escenario y la creciente demanda de minerales: la búsqueda de cero emisiones netas tiende a impulsar la demanda de minerales esenciales para la viabilidad de las tecnologías limpias.
En el Perú, se viene discutiendo sobre la masificación del gas natural, recurso natural que existe en el subsuelo, que al ser extraído y explotado localmente podría crear nuevas oportunidades de
negocios estratégicos para coadyuvar al desarrollo económico y social sostenible. Nótese además que el gas natural se encuentra listado dentro de la taxonomía de energías limpias por la Unión
Europea, como una de las fuentes de desarrollo e impulso a la transición energética. No obstante, también existe el planteamiento de incrementar la participación de las energías renovables en la
matriz energética (en el 2019 se aspiraba a tener un incremento de 15% en la matriz energética al 2030).
En este sentido, los minerales podrían jugar un rol importante en el proceso de transición energética. Por ejemplo, para la fabricación de paneles solares, plantas de energía eólica o automóviles eléctricos, es necesario extraer cantidades importantes de diversos minerales. Un vehículo eléctrico, por ejemplo, necesita seis veces más recursos minerales que uno de combustión; una planta de energía eólica terrestre requiere nueve veces más insumos minerales que una planta de gas.
En respuesta a esta demanda, la extracción de minerales como el grafito, el litio y el cobalto podría aumentar en casi un 500% para 2050, según estimaciones del Banco Mundial. La demanda de telurio y neodimio, utilizados respectivamente en la fabricación de paneles solares e imanes
permanentes (utilizados en energía eólica y automóviles eléctricos), también debería crecer exponencialmente.
Si bien se espera un incremento de la demanda de cobre a nivel mundial, por lo que el Perú se presenta como un país productor estratégico en transición energética, según el estudio del Banco
Mundial “Minerals for Climate Action: The Mineral Intensity of the Clean Energy Transition” , se necesitarán más de tres mil millones de toneladas de minerales y metales para permitir la implementación y el almacenamiento de energía eólica, solar y geotérmica. Esto es descrito también en el informe “The Role of Critical Minerals in Clean Energy Transitions” , preparado por
la Agencia Internacional de Energía (AIE), que enumera los minerales litio, níquel, cobalto, manganeso y grafito como “minerales cruciales para el rendimiento, la longevidad y la densidad de las baterías” (AIE, 2021).
A su vez, los elementos o minerales de tierras raras, que se denominan así por ser difíciles de extraer y tienen características únicas, son esenciales para la fabricación de turbinas eólicas, motores de vehículos eléctricos, superconductores, imanes, catalizadores, lámparas LED y láseres. Entre este tipo de minerales se encuentran el escandio, el itrio, el lantano, el cerio, el praseodimio, el neodimio, el promecio, el samario, el europio, el gadolinio, el terbio, el disprosio, el holmio, el erbio, el tulio, el iterbio y el lutecio. Hoy en día, China es el mayor exportador mundial de estos elementos.
Una gran parte de los minerales antes mencionados también están disponibles en los subsuelos de América del Sur. En efecto, Chile es el mayor productor…
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