«Por ello, resulta indispensable la legitimación social del proceso de crecimiento y generación de bienestar. No existen cuerdas separadas entre la política y la economía», dijo.
Por: Guillermo Vidalón, Superintendente de Relaciones Públicas de Southern Perú
El Simposio Internacional de Minería, que culminó la semana pasada, dejó una gran lección y también una esperanza para aquellos que padecen la situación de pobreza y pobreza extrema en el país. La lección hace referencia a que la postergación de las inversiones de todo tipo ha resultado contraproducente, la economía se ralentizó, el empleo formal se redujo mientras que el subempleo y las economías ilegales se expandieron.
La esperanza está referida a que cada vez existe un mayor consenso para el relanzamiento de las inversiones, en particular las mineras. El favorable punto de quiebre está referido al próximo inicio de los trabajos de construcción del proyecto de cobre Tía María -larga e inútilmente postergado-, que representa una inversión de alrededor de los $1,400 millones.
La demagogia anti-inversión empleó argumentos deleznables, carentes de fundamento alguno, como en su momento también lo expresaron en contra del desarrollo de otros proyectos mineros en la región Cajamarca, convertida en la actualidad en el departamento más pobre del país y con mayor incidencia de anemia y desnutrición crónica infantil, según reciente informe del Instituto Nacional de Estadística e Informática.
¿Es de esa manera que se podrá construir un mejor país? Si los padres de los niños afectados por la anemia carecen de oportunidades de empleo digno, productivo bien remunerado y con reconocimiento de los respectivos derechos laborales -como sucede en el sector minero formal-, difícilmente generarán recursos suficientes como para proveerles una alimentación adecuada a su descendencia; y, sin una nutrición apropiada desde la etapa de gestación hasta la primera infancia su desarrollo neuronal terminará por afectarlos por el resto de sus vidas, limitando su desempeño laboral a futuro, lo que propicia la reproducción de la pobreza de manera intergeneracional.
Con el arranque de Tía María se generarán miles de puestos de trabajo para la provincia de Islay en la región Arequipa; pero, lo más trascendente para el país será que la comunidad internacional de inversionistas volverá a ver al Perú como un destino confiable hacia el cual dirigir sus capitales. Por ello, resulta indispensable la legitimación social del proceso de crecimiento y generación de bienestar. No existen cuerdas separadas entre la política y la economía, tampoco ente ambas y la institucionalidad.
Tengamos presente que la esfera política es el ámbito de las decisiones de la cosa pública, allí se determina la orientación que debe seguir un país, si a ese nivel los actores políticos no respetan las normas establecidas o las interpretan según su conveniencia, la institucionalidad termina resquebrajada hasta entrar en crisis.
En la actualidad, se podrá afirmar que la economía avanza -aunque ralentizada-, sin embargo, si ésta no logra satisfacer las demandas mínimas de sus ciudadanos se vulnera la cohesión social y el cuestionamiento reiterado al principio de autoridad termina por poner en riesgo la gobernanza en el país.
Recuperar el tiempo perdido y promover las inversiones a todo nivel revisten carácter de urgencia, motivo por el cual merecen el mayor consenso social posible a su favor.