Son 3 251 proyectos de inversión, respaldados por un presupuesto de S/ 15 524 millones, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF).
La ejecución de megaproyectos en los últimos años se ha consolidado como un pilar clave para la reactivación económica y la modernización del país. Estas iniciativas no solo buscan cerrar brechas de infraestructura, sino que también generan empleo, dinamizan la economía y mejoran la calidad de vida de las poblaciones. Así lo destacó el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL).
Para el 2025, los Gobiernos Regionales cuentan con 3 251 proyectos de inversión, respaldados por un presupuesto de S/ 15 524 millones, según datos del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Si estos fondos se ejecutan en su totalidad, se estima que aportarían 1,68 puntos porcentuales al Producto Bruto Interno (PBI) nacional, fortaleciendo la economía regional y del país.
Distribución de proyectos por regiones
La cantidad de proyectos varía significativamente entre las regiones, así Loreto lidera con 270 proyectos, seguido por Cusco (241), Puno (217), Áncash (208), Lima (195) y Huánuco (183).
En contraste, Tumbes (28), Huancavelica (49) y La Libertad (54) presentan menor cantidad de inversiones asignadas.
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Estos proyectos abarcan sectores estratégicos como infraestructura vial, salud y educación, impulsando el empleo formal y la productividad.
Impacto en el PBI regional
El análisis del impacto de los 10 proyectos con mayor presupuesto por región revela tres bloques de crecimiento en el PBI regional:
El primer bloque está compuesto por 10 regiones con aportes que fluctuarían entre 2,1 % y 4,6 % de su PBI. Las más favorecidas son Ayacucho (4,6 %), Huancavelica (3,9 %), Ucayali (3,4 %) y Madre de Dios (3,4 %).
En el segundo bloque, se ubican nueve regiones, en las que el aporte se encuentra entre 1 % y 2 %. Destacan Junín (1,6 %); La Libertad, Apurímac y Piura con tasas similares (1,5 %); y Cajamarca (1,2 %).
El tercer bloque de regiones agrupa a las de elevado PBI o donde la inversión pública está muy diseminada y que, por tanto, un número limitado de proyectos no tienen un fuerte impacto en su Producto Bruto Interno, ubicándose entre 0 % y 1 %. Aquí encontramos a Arequipa (0,9 %), Ica (0,6 %) y Áncash (0,5 %).
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Cabe destacar que, si la ejecución de proyectos de inversión pública alcanzara el 100 %, veríamos aportes al PBI considerables en casos como Loreto (7,2 %), Ayacucho (7,2 %), Amazonas (6,2 %), Ucayali (6,1 %), Madre de Dios (5,8 %) y San Martín (5,5 %).
Sectores con mayor aporte al PBI
Por otra parte, la ejecución de los 10 proyectos con mayor presupuesto asignado para el 2025 tendría un impacto significativo en el PBI.
Los aportes estimados se distribuirían entre el PBI de sectores como Transporte (13,5 %), con 78 proyectos; Salud (12,3 %); Educación (8,7 %) e Irrigación (4,1 %); entre los más importantes. Estas inversiones no solo dinamizan la economía, sino que también garantizan mejoras en la calidad de vida, conectividad, facilitan el comercio y la movilidad y mejoran la seguridad alimentaria.
Obras por impuestos: una herramienta subutilizada
Quedan otros 3 001 proyectos de menor tamaño que pueden ejecutarse como obra pública o empleando mecanismos alternativos como Obras por Impuesto (OxI).
Las OxI han demostrado ser una herramienta eficaz para impulsar la infraestructura básica, como la construcción de colegios, hospitales y caminos, y contribuir al fortalecimiento del tejido social y económico de las regiones.
Pese a ello, desde su creación, solo el 21 % del total de 632 proyectos regionales han sido adjudicados bajo esta modalidad. Además, siete gobiernos regionales aún no han adjudicado ni un solo proyecto bajo esta modalidad. Se trata de Amazonas, Ayacucho, Huánuco, Lambayeque, Madre de Dios, Tacna y Tumbes.
La clave está en la ejecución
El éxito de la inversión pública en el 2025 dependerá de la capacidad de los gobiernos regionales para ejecutar los megaproyectos en curso. Con una gestión eficiente, estas iniciativas no solo contribuirán al crecimiento del PBI, sino que también mejorarán la calidad de vida y reducirán las brechas de infraestructura.
Queda en manos de las autoridades la responsabilidad de priorizar la ejecución de los proyectos estratégicos y promover mecanismos alternativos como las OxI para potenciar el impacto de la inversión pública en el desarrollo del país.