Muchos de los mejores años de crecimiento económico nacional han coincidido con impulsos mineros, sea desde el lado de la inversión, de la producción, o de los precios.
Informe elaborado por Diego Macera, Director del Instituto Peruano de Economía (IPE).
Por tanto, es indiscutible, pues, que buena parte de los ciclos económicos que experimenta el Perú están fuertemente ligados a este sector.
Pero su aprovechamiento aún no llega al nivel de desarrollo o madurez que debería. Suena ya a letanía los cerca de 50 proyectos mineros de la cartera del Ministerio de Energía y Minas (Minem) por más de US$ 50,000 millones, cuyo listado se ha presentado en innumerables ocasiones a lo largo de los últimos años en todas las conferencias mineras.
La serie se mantiene básicamente inalterada, con pocos avances significativos en el estado de algunos proyectos tras cada actualización, y son aún menos los que logran avanzar a la fase de producción.
Por ejemplo, entre la cartera de proyectos mineros del Minem de 2023 y la actualización del 2024, hubo apenas un solo proyecto que entró a fase de producción. Se trató de Ampliación Santa María, por US$ 121 millones. La otra diferencia fue el ingreso de seis nuevos proyectos como Reposición Ferrobamba (US$ 1753 millones), Coimolache Sulfuros (US$ 598 millones), Mina Justa Subterránea (US$ 500 millones), Reposición Colquijirca (US$ 431 millones), Ampliación Huancapetí (US$ 345 millones) y Ampliación Huachocolpa (US$ 167 millones).
Mención aparte merece el caso de Tía María, cuyo avance entre el 2024 y 2026 -por cerca de US$ 1,800 millones- daría la mayor contribución al sector.
La minería peruana tiene, como se desprende de la propia cartera, un potencial enorme. Pero es inaceptable que el avance firme tome tanto tiempo.
Si realmente queremos aprovechar la oportunidad que nos ofrece el escenario internacional -con una coyuntura de precios y de financiamiento que quizá no se vuelva a repetir-, se va a requerir triplicar la velocidad a la que esos proyectos salen de la cartera para entrar a producción.
INERCIA POST-QUELLAVECO
Luego del sobresaliente crecimiento en la producción minera peruana del 2023 -gracias sobre todo a la puesta en marcha de la operación Quellaveco de Anglo American, en Moquegua-, al sector le ha costado mantener el ritmo.
Durante ese periodo el país registró una contracción en la actividad económica general de (-0,4%) y el único sector que tuvo un desempeño positivo que marcó diferencia fue la explotación minera, con una expansión de 9.3% ese año.
Desde entonces, el crecimiento de la producción ha sido más bien inercial, y no se esperan mayores velocidades en la brevedad. En el 2024, la producción de minería metálica habría crecido cerca de 1.8%, mientras que para este 2025 se espera una expansión de 2.5%, por debajo del crecimiento proyectado del PBI primario (3%) y del PBI total (3%) del 2025.
De acuerdo con el Reporte de Inflación de diciembre del 2024 del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), el sector crecería apenas 1.5% en 2026, la mitad del crecimiento de producto total nacional.
En cuanto a la producción por metales, en el periodo de enero a octubre, el cobre cayó ligeramente, disminución a la que contribuyó el menor rendimiento en Cerro Verde (-5.4%). Esta menor producción, según Víctor Gobitz, Presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), estuvo relacionada con las bajas leyes de los minerales extraídos, la falta de nuevos proyectos de gran envergadura en operación, y las dificultades regulatorias y administrativas para ampliar la capacidad de producción en minas existentes.
Lea el informe completo en nuestra edición 169 de Rumbo Minero, aquí.