El evento energético más importante del mundo, el CERAWeek en Houston, dejó un mensaje claro y contundente: el gas natural y el gas natural licuado (GNL) serán clave en el futuro energético global.
Chris Wright, secretario de Energía de Estados Unidos, abrió la conferencia con una defensa contundente del gas natural y del GNL. Criticó las políticas energéticas de la administración Biden, calificándolas de “irracionales y cuasi religiosas” por imponer sacrificios económicos en nombre de la transición energética.
«El gas natural es responsable del 43% de la producción de electricidad de Estados Unidos. Simplemente no hay forma física de que la energía eólica, solar y las baterías puedan reemplazar los innumerables usos del gas natural”, afirmó Wright.
El funcionario también mencionó un acuerdo en marcha con Japón para exportar gas licuado desde Alaska.
Cambio en la percepción global sobre el gas y los hidrocarburos
El giro en la política energética global no solo ocurre en Estados Unidos. Alemania, históricamente uno de los líderes en energías renovables, también ha comenzado a reconsiderar el gas natural y la energía nuclear como fuentes esenciales para garantizar seguridad y accesibilidad energética.
«El 85% de la energía del mundo proviene de hidrocarburos. El petróleo, el gas y el carbón son cruciales para la economía mundial”, sostuvo Wright.
El crecimiento de la inteligencia artificial también impulsa la demanda energética. Wright destacó que la industria tecnológica necesita una “cantidad masiva” de electricidad para sostener su crecimiento, lo que incrementará la necesidad de fuentes confiables como el gas natural.
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La visión de las grandes petroleras
Los principales ejecutivos del sector petrolero global presentes en el CERAWeek coincidieron en este análisis. Wael Sawan, CEO de Shell, proyectó un crecimiento del 25% en la demanda energética para 2050, impulsado por la inteligencia artificial y cubierto principalmente por GNL. Shell ya contempla proyectos en Argentina para capitalizar esta tendencia.
Amin Nasser, CEO de Saudi Aramco, fue aún más crítico con la transición energética, calificando de “falsa ilusión” la idea de abandonar los combustibles fósiles. Mike Wirth, CEO de Chevron, también cuestionó la inconsistencia en la política energética estadounidense y advirtió que el sector necesita estabilidad para garantizar inversiones sostenibles a largo plazo.