Fuentes de la compañía señalaron que este año destinarán alrededor de 5.000 millones de dólares, de los cuales la mayor parte se invertirá en las operaciones de shale oil en Neuquén, el segmento más rentable del negocio upstream en Argentina.
YPF invertirá este año unos 3.300 millones de dólares en Vaca Muerta, donde la actividad de perforación se dedicará solo a los pozos de petróleo, a medida que avanzan los proyectos para incrementar la capacidad de evacuación de la cuenca.
Fuentes de la compañía indicaron que este año invertirán un global de unos 5.000 millones de dólares, y que el grueso de esa cifra se dedicará a las áreas de shale oil de Neuquén, el segmento más rentable del negocio de upstream en la Argentina.
En materia de gas, al igual que el año pasado YPF no perforará nuevos pozos, ya que se dedicará a completar y conectar el inventario de pozos DUC que heredó de la gestión anterior.
La compañía sumará unos 23 mil barriles diarios de capacidad de transporte de crudo a partir del mes próximo, cuando esté habilitada la ampliación del sistema de Oldelval, que hoy se encuentra en etapa de llenado del ducto.
Además está decidida a respaldar una nueva obra, denominada Duplicar X, para incrementar el envío de crudo Hasta Puerto Rosales. Hay compañías como Tecpetrol y Pluspetrol interesadas en discutir el financiamiento de ese proyecto.
El acuerdo con Río Negro por el Vaca Muerta Sur
Pero el mayor foco de atención de la conducción de YPF, en cabeza de Horacio Marín, está puesto en la megaobra del oleoducto y terminal portuaria en Río Negro, denominada Vaca Muerta Oil Sur (VMOS), que demandará una inversión de unos 2.900 millones de dólares, bajo el esquema del RIGI.
El gobierno de Alberto Weretilneck sacudió la mesa al exigir el cobro de un canon por el paso del caño que llevará crudo de Neuquén hasta el Golfo San Matías. Las negociaciones con las socias de VMOS (YPF, PAE, Vista, Pluspetrol, Pampa, Shell y Chevron) podrían llegar a buen puerto esta semana.
Río Negro se llevaría unos cuantos millones de dólares al año, pero sentaría un incómodo precedente, sobre todo para las multinacionales que deben explicar en sus casas matrices que ahora deberán pagar un extra pese la estabilidad fiscal que promete el RIGI para ese tipo de obras destinadas a la exportación.