Para un buen funcionamiento del motor, uno de los elementos más importantes es el Lubricante. Si se utiliza un Lubricante equivocado, el motor podría estar expuesto a un aumento del desgaste y a una falla prematura. Las funciones básicas que un lubricante debe realizar son: reducir el desgaste reduciendo la fricción, evitar la corrosión, controlar la contaminación, refrigerar, transmitir potencia y sellar.
Algunos usuarios seleccionan el lubricante basándose en el viejo principio de: “A mayor kilometraje de recorrido, mayor viscosidad debe tener el lubricante”. Esta antigua creencia no es correcta, ya que generalmente los lubricantes de un mayor grado de viscosidad no cumplen con las exigentes normas actuales: los estrictos requerimientos ambientales por parte de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de los Estados Unidos (EPA) en relación al control de emisiones, así mismo, los avances tecnológicos en cuanto al diseño de los motores y la mayor exigencia en la economía del combustible. La viscosidad correcta, para cierto tipo de motor, dependerá de las recomendaciones del fabricante del motor. Los Manuales del Propietario del vehículo suelen entregar recomendaciones específicas sobre la manera de seleccionar la viscosidad correcta con base en las temperaturas ambientales de arranque en frío del motor. Sin embargo, no existen recomendaciones del cambio de la viscosidad del aceite según “la edad del motor” de parte de ningún fabricante de vehículos.
También se debe considerar el nivel de calidad API o la categoría de servicio ACEA. El Instituto Americano del Petróleo (API) y la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA) son organizaciones técnicas que clasifican los aceites de motor por sus niveles de desempeño en base a una serie de exigentes pruebas de banco en motores prototipo. Los resultados permiten evaluar la capacidad del lubricante para: proteger contra el desgaste, resistir la oxidación a elevadas temperaturas, controlar la formación de depósitos, mantener la viscosidad durante el servicio, etc.
Fundamentalmente, se debe seleccionar el nivel de calidad API o ACEA de acuerdo con la recomendación del fabricante de su motor. El uso de aceites lubricantes con niveles de servicio inferiores a los recomendados, puede producir en el mediano plazo un mal funcionamiento del motor y en general la reducción de la vida útil.
También debemos considerar el refrigerante utilizado. Debido a los nuevos diseños de los motores, por ejemplo aquellos con sistemas EGR, se requiere de fluidos refrigerantes de alto desempeño para la transferencia de calor y elevada eficiencia en la protección contra la corrosión. El uso de refrigerantes de baja calidad puede conducir a motores operando fuera de su rango de temperatura normal por diversas razones que pueden incluir: formación de depósitos en las superficies de transferencia de calor, oclusión de galerías, deterioro de las bombas de agua, malfuncionamiento de termostatos, etc.
Por tanto, una de las mejores recomendaciones para la correcta selección del aceite lubricante para un equipo es, seguir las recomendaciones del fabricante del mismo.