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Aplazan hasta mediados del 2019 masificar gas en sierra y selva

HIDROCARBUROS. Catorce años después del inicio de la era del gas de Camisea en el Perú, solo los hogares de Lima e Ica han podido acceder masivamente a esta fuente de energía, mientras el resto del país espera todavía la socialización de su uso.

Es el caso de la región altoandina, donde el empleo del gas natural como método de calefacción podría salvar la vida de cientos de niños y adultos en épocas de helada.“No es justificable que los peruanos del sur del país mueran de frío todos los años”, advierte Germán Jiménez, CEO de Pluspetrol, empresa encargada de explotar el gas de Camisea.

Retraso forzado

Precisamente, para conducir esta fuente de energía a los hogares altoandinos, es que el Gobierno lanzó en 2013 el proyecto de masificación del gas mediante gasoductos virtuales (transporte del gas en camiones) en la sierra centro-sur, iniciativa aplazada y reformulada varias veces en el último lustro. La última, hace muy poco, según ha dado a conocer Promigas.

“Acabamos de ser informados de que la concesión centro-sur [programada para diciembre del 2018] se aplazará hasta el segundo trimestre del 2019”, reveló, en un reciente evento gasífero, Aquiles Vergara, vicepresidente financiero de la empresa colombiana.

Inquirido por Día1, ProInversión confirmó esta noticia, pero sin explicar la razón del nuevo retraso. Trascendió, sin embargo, que la agencia estatal habría resuelto tomar más tiempo para revaluar el proceso y no repetir los errores cometidos en anteriores procesos de masificación.

“Hacen falta reglas claras”, explica el viceministro de hidrocarburos, Eduardo Guevara. ¿Qué es lo que falta corregir?

Desafíos a la vista

Especialistas en energía, incluyendo los de Osinergmin, han advertido que el modelo de masificación del gas empleado en la costa, basado en la aplicación de subsidios cruzados, sería inviable en la sierra debido a la escasez de industrias (anclas para la masificación).

Según cálculos del ente regulador, el proyecto debe contar con subsidios directos y permanentes del Estado, o no arrancará.

Por esta razón, el MEM ha comprometido subsidios de hasta US$550, con cargo al Fondo de Inclusión Social Energético (Fise), para financiar las conexiones domiciliarias. Sin embargo, los postores potenciales consideran que no es suficiente.

“Hemos conversado con el MEM y hemos reiterado que si el proyecto sale antes de que se solucione el problema del ‘descreme’ (captura de las industrias por los comercializadores) no auguramos éxito”, remarca Alberto Polifroni, CEO de Quavii, distribuidor del gas de Camisea en el norte del país.

Polifroni estima que el 90% del mercado industrial en esta zona ha sido descremado por los comercializadores de gas, aprovechando la demora (de tres años) en el arranque de la masificación por gasoductos virtuales. Advierte que igual ocurrirá en la región altoandina.

Debido a ello, Quavii viene reclamando al Gobierno la puesta en vigor de la resolución ministerial 185-2017-EM/DM, que erradicaría a los comercializadores de gas de todas las ciudades concesionadas y por concesionar.

Una acción que el MEM estaría dispuesto a ejecutar antes de fin de año, según ha revelado el viceministro Guevara. Pero, ¿es esta la solución idónea?

Repensar el modelo

Según el especialista en gas, Walter Cornejo, la ‘muerte’ de los comercializadores no ocasionará que se consuma más gas natural en los Andes, porque esta medida no ataca el problema de fondo, que es el fracaso del modelo de masificación.

“US$550 no son suficientes para financiar las conexiones domiciliarias en zonas pobres como las altoandinas. Por eso, el Estado debe asumir el financiamiento de las redes de ductos. Si lo hace, el costo que paga por ellas el usuario se reducirá, lo mismo que la tarifa de gas. Entonces, los comercializadores se irán más lejos y los concesionarios estarán tranquilos”, explica.

Tal es, también, el parecer de Luis Fernández, socio director de gas Energy. En su opinión, el Gobierno debe poner un freno al proyecto de concesión centro-sur para repensar el modelo de masificación y diseñar uno que aglutine a todos los concesionarios.

“El problema es que cada concesión tiene reglas de juego diferentes. Y ese es un tema que no se resuelve por decreto o parches. Por eso, urge resolver esto antes de lanzar nuevos proyectos”, sostiene.

El proyecto de masificación del gas en los Andes puede perpetuar esta problemática o señalar un nuevo camino, que conduzca a una socialización exitosa de esta fuente de energía, donde más se le necesita: en los hogares azotados por las heladas y el friaje.

*Autor: El Comercio

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