MINERÍA. La inversión en exploración minera continúa retrocediendo (-25% hasta abril) y poniendo trabas al descubrimiento de nuevos yacimientos. La problemática es clara: “Los nuevos proyectos se cuentan con los dedos de una mano, porque las empresas invierten poco en perforación greenfield (nuevas áreas)”, coinciden en señalar los especialistas en exploración.
“Muchos no saben lo grande que es Antakori. Ahora tenemos más de 500 millones de toneladas en recursos, el doble de hace unos años, y en el 2020 vamos a anunciar un volumen mayor”, refiere John Black, CEO de Regulus y descubridor del megaproyecto de cobre Haquira (Apurímac), de US$1.900 millones.
Antakori es, de hecho, la última gran apuesta del mismo equipo que exploró y puso en valor Haquira, contando desde la adquisición de dicho proyecto, en US$15 millones (a Phelps Dodge), hasta su venta en US$650 millones (a First Quantum).
La canadiense está segura de que tiene entre manos un proyecto con el potencial para convertirse en uno de clase mundial.
Por eso, planea emprender uno o dos años de perforaciones intensivas para determinar su ‘tamaño real’, antes de desarrollar el estudio económico preliminar (PEA), que dirá cuál es la inversión que necesitará.
“En Haquira perforamos 85.000 metros cuando terminamos, pero Antakori será, probablemente, más grande y complicado, por lo que necesitaremos 100.000”, detalla Black.
El proyecto tiene 40.000 metros perforados, la mitad por Regulus, que planea sumar 25.000 más este año y un número similar o mayor en el 2020.
A falta de más perforaciones, Antakori se posiciona ya como uno de los proyectos de cobre más grandes explorados por mineras junior en Latinoamérica por su alta ley de cobre (casi 0,50%) y oro (cerca de 0,30 gramos por tonelada), superior a la de otros proyectos desarrollados por mineras junior.
En efecto, Antakori aloja dos tipos de mineralización: un skarn de cobre (similar al de Las Bambas y Antamina) que es donde Regulus desarrolla exploración, y un yacimiento de alta sulfuración de cobre, que comparte con la mina de oro Tantahuatay (Buenaventura/Southern).
Uno de los desafíos será procesar este mineral. Por eso, Regulus está atento a la tecnología de autoclave, que Buenaventura (y Southern) están pensando aplicar en Tantahuatay, cuando esta mina deje de producir oro y empiece a producir cobre.
Para financiar la exploración de Antakori, Regulus cuenta con el soporte de inversionistas estratégicos, como el fondo de inversión Route One, que “confió en nosotros desde la época de Haquira”, señala Black.
(Foto Referencial)