Los conflictos sociales vinculados con la minería se han convertido en un riesgo no solo para la concreción de algunos proyectos concretos, sino para la viabilidad futura del sector minero del país en su conjunto. Tras su recurrencia en los últimos años, sin embargo, ¿qué hemos aprendido de ellos y qué debemos hacer para prevenirlos y evitarlos? En la presente entrevista, Pablo de la Flor, Director Ejecutivo de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), responde a estas y otras interrogantes puestas en la mesa de debate acerca de la industria minera peruana, el rol que desempeña en el país y sus perspectivas.
Los conflictos recientes han reavivado los cuestionamientos al aporte de la minería al desarrollo del país.
Totalmente injustificados. Porque desde el año 90, y considerando lo que vivíamos hasta antes de esa fecha, el Perú ha tenido un desarrollo espectacular que podemos resumir en dos variables: haber multiplicado por nueve nuestro PBI, y haber contribuido a reducir a la mitad nuestros niveles de pobreza. Y la minería ha sido y es parte fundamental del exitoso desarrollo económico del Perú.
Además, fue la inversión minera que primero dinamizó la economía peruana tras su colapso, la que le dio el primer impulso y la que le ha permitido mantener altas tasas de crecimiento.
Rol decisivo que sigue desempeñando hoy.
En efecto, porque además de haberse extendido en el país, ya que existe en 17 de las 24 regiones; la minería representa en promedio el 12% del PBI; es el 12% de la inversión privada, que a su vez es el 80% de la inversión total que se realiza en el país; y explica el 60% del total de nuestras exportaciones.
A eso debemos añadir que, históricamente, el repunte de las inversiones mineras, han explicado el repunte del crecimiento del país.
Además, hay algo que es muy importante destacar: en ese tiempo el Perú se ha convertido en un país que juega en las grandes ligas de la minería mundial y es un jugador de clase mundial ahí, y hay muy pocos escenarios y actividades globales en los que lo somos como país.
De hecho, ocupamos el segundo lugar en el ránking mundial como productores de cobre; el segundo de plata; el primero en América Latina y el segundo en el mundo en zinc; el sexto en el mundo y el primero en América Latina en oro; y el sexto en estaño.
Pero, ¿qué tan factible será mantener o mejorar esas posiciones a futuro?
Mire, el Perú tiene un registro espectacular de inversiones mineras en la última década, de casi 50 mil millones de dólares, pero tenemos un paquete de 48 proyectos mineros por casi 59 mil millones de dólares. Ningún país en el mundo tiene el portafolio de proyectos que tiene el Perú.
Por lo demás, si vemos en detalle esta cartera, lo que encontramos es realmente notable por la cantidad de iniciativas en curso. De esa cartera, por ejemplo, hoy tenemos nueve proyectos en construcción, que es el 15% de la cartera, pero tenemos otro 35% en desarrollo, lo que nos genera enormes expectativas a futuro.
Para el caso del cobre, por citar un caso puntual, si pudiéramos concretar los proyectos existentes en la cartera, podríamos duplicar nuestra actual producción.
Y es que el Perú produce hoy 2.4 millones de toneladas de cobre al año, y con esos proyectos podríamos llegar casi a los 5 millones de toneladas, que es lo que produce actualmente Chile.
¿Cómo explica el boom de proyectos cupríferos y otros polimetálicos que se han sumado a la cartera en los, últimos años?
En que, respecto a proyectos cupríferos de otros países, en el Perú contamos con dos grandes diferencias que debemos destacar. Primero, que las leyes del cobre peruano son superiores a las de otros proyectos en el mundo, lo que de por sí es una ventaja muy importante en el mercado.
Y segundo, que el 60% de las minas que actualmente están en operación en el mundo comenzaron sus actividades el siglo pasado, por lo que su producción está en su fase decreciente. Los yacimientos en Perú, en cambio, están en espera de iniciar su explotación.
Por lo demás, como muy pocos, el Perú es un país polimetálico, lo que nos ha permitido tener un desarrollo minero diversificado y que aparezcamos en los rankings de diversos metales en lugares expectantes y con volúmenes de producción importantísimos.
Ventajas a las que debemos sumar que, según el Índice Fraser de Competitividad Minera, ocupamos el segundo lugar en el mundo en cuanto a potencial geológico. No obstante, ¿qué es lo que debemos hacer como país para explotar plenamente ese potencial de recursos?
Aprovechar al máximo esa circunstancia, esa enorme riqueza geológica de la que estamos dotados como país, para transformar la riqueza de nuestro subsuelo en desarrollo sostenible que beneficie a todos los peruanos.
Ese es el gran desafío de la minería peruana. Para lograrlo, sin embargo, es necesario superar los desafíos más importantes que enfrenta actualmente el sector: la conflictividad social, al que se debe sumar la burocracia.