Columna publicada por el Instituto de Ingenieros de Minas del Perú como parte de su habitual difusión del Semáforo Minero.
En esta última semana se sintió con mayor impacto los efectos de la rápida propagación del coronavirus en el Perú, que hizo que, tanto el gobierno como el sector privado tomen las medidas necesarias para poder contener el avance de esta pandemia en nuestro país.
El caso de la industria minera no fue la excepción, ya que puso en marcha los protocolos establecidos para afrontar diversos tipos de eventos -incluidos los atípicos-, los cuales forman parte de sus políticas de gestión enfocadas en el cuidado de la salud y seguridad de sus trabajadores.
Debe saberse que nuestras minas no solo cuentan con centros de salud y centros médicos, sino también con toda la logística necesaria para garantizar la sostenibilidad de sus operaciones. Por ello, tal vez, sea una de las industrias más preparadas y certificadas para reaccionar con efectividad ante estos sucesos.
En estos días, las empresas mineras formales han ido evacuando a la gran mayoría de sus trabajadores, dejando en cada operación solo al personal indispensable para asegurar un nivel de funcionamiento técnico mínimo requerido, cumpliendo con las normas dadas por el gobierno.
Sin embargo, debemos remarcar que para que estas medidas sean completamente efectivas, en cuanto al cuidado del personal y la protección al medioambiente, se debe considerar también la utilización de ciertos materiales críticos (cal viva, peróxido de hidrógeno, cemento, entre otros), productos que se necesitan para estabilizar la acidez de aguas recicladas al ambiente, canchas de lixiviación, relaveras, etc.
Entre estos podemos mencionar también al cemento, que es necesario para la estabilidad de las labores en la minería subterránea, la construcción continua de presas de contención o canales de derivación. Ello es un ejemplo mínimo de la interacción que una operación minera responsable tiene con su entorno.
Dichos insumos, cuyo suministro y transporte dependen de la autorización de diversos ministerios, son realmente importantes para garantizar el funcionamiento de las minas y plantas, pero vienen teniendo dificultad para llegar hasta las operaciones a nivel nacional. En ese sentido, esperamos la comprensión y el respaldo de nuestras autoridades para poder dar solución a este problema latente.
A ello debemos añadir que, no solo se ha dado la suspensión parcial de nuestras grandes operaciones, sino además el retiro temporal de los empleados y contratistas de dos proyectos cupríferos importantes en construcción como son Quellaveco, en Moquegua, y Mina Justa, en Ica.
No cabe duda, que nos enfrentamos a un escenario complejo, ya que el brote del coronavirus no solo ha traído restricciones a nuestras faenas habituales, sino que ha llevado además a que el precio del cobre se ubique en los niveles más bajos, desde el 2008, y llegue a los 2.20 dólares la libra, lo cual ya es preocupante. Ello se verá reflejado, sin duda, en nuestras arcas fiscales.
Al cierre de esta columna, se informa en los medios de comunicación que China al parecer tiene controlada esta pandemia al no registrar nuevos casos de contagiados por coronavirus, lo cual abre una esperanza, dentro de este sombrío panorama.
Más allá de ello, consideramos que esta difícil coyuntura nos debe servir para reflexionar y tomar medidas trascendentales que atiendan los principales desafíos de nuestro país, entre estos mejorar nuestros sistemas de salud y de educación.
En todo caso, es también urgente empezar a pensar en un Perú post pandemia, un país ubicado en un mundo también cambiado por esta peste bubónica moderna, que está aprendiendo que para luchar contra ella, requiere el trabajo unido de todo el conocimiento de la humanidad, de todas sus instituciones, de todas sus industrias, del aporte de metales de plata y cobre para respiradores artificiales y procesos de desinfección, de que nos necesitamos los unos a los otros.
Un nuevo país donde se vea que la industria minera es solo un aliado clave para salir exitosos de esta guerra, y quizás la única vía rápida para asegurar ingresos adicionales que se transformen en impuestos que rellenen de nuevo las arcas del Estado, que al final de esta batalla, quedarán fuertemente melladas por los gastos que tendremos que realizar para ganar esta guerra contra el Covid 19.
Que esta pandemia que nos golpea nos haga un país más educado y más consciente que la movilidad social nos fortalece, pero sobre todo nos hace un país más unido.
*foto referencial