Qué duda cabe que estamos en momentos antes nunca vividos. Hasta hace un mes y medio o dos meses, escuchábamos noticias de una nueva enfermedad infecciosa causada por el coronavirus, llamada Covid-19, pero las sentíamos algo lejanas y, hasta la tomábamos muy a la ligera. Lo cierto es que el Covid -19 llegó al Perú y, hasta la fecha en que estoy escribiendo este artículo, hay cientos de fallecidos y miles de infectados con este virus.
Mostrando buenos reflejos, una gran previsión y liderazgo, el gobierno peruano, encabezado por el señor presidente Martín Vizcarra, decretó un estado de emergencia desde el 15 de marzo, el cual se extendió en dos oportunidades hasta el 26 de abril, lo cual implica restricción de los derechos a la libertad de reunión y de tránsito en el territorio peruano, a través del aislamiento social obligatorio y la inmovilización social obligatoria, en dos bloques de horarios que pueden variar según cada departamento.
A fin de paliar los impactos económicos entre los más pobres del país, el gobierno peruano dispuso, entre otras medidas, las siguientes:
- Que cada hogar vulnerable por pobreza o pobreza extrema, incluido en el Sistema de Focalización de Hogares, reciba dos bonos de S/ 380, uno por el primer período de 15 días y otro por el segundo período de 13 días. Se trata de un apoyo económico temporal que se otorgará a 3 millones de hogares que cumplan con estas características.
- Que los trabajadores puedan retirar hasta S/2,400 del monto de su Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), para que tengan mayor liquidez en medio de esta pandemia.
- Que se suspenda el aporte al Sistema Privado de Pensiones (AFP o ONP) en abril de 2020, a fin de que este dinero quede disponible para los trabajadores.
- Que se transfiera S/200 millones que se repartirá entre las 1,874 municipalidades (incluyendo provinciales y distritales), para que puedan adquirir y distribuir artículos de primera necesidad.
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