La confrontación política, en el marco de la crisis generada por la pandemia, pone en riesgo la estabilidad que necesitamos para forjar nuestro desarrollo y bienestar, aspectos por los cuales hemos trabajado durante años.
Para la industria minera, cuyas potencialidades son clave para responder a la actual crisis económica, esta inseguridad y falta de liderazgo complican su desarrollo. A los difíciles retos ambientales, sociales, financieros y geológicos que enfrenta la minería, una crisis política de esta magnitud atenta contra la imprescindible confianza que necesitan nuestros socios estratégicos para fomentar nuestras exportaciones e inversiones.
Estamos descuidando nuestra producción futura. Y con ello nuestra capacidad de generar divisas, impuestos e inversión privada.
La proyección de inversión es incierta hacia el 2023/2024 y la producción se va a reducir a partir del 2026. La inversión en exploraciones, clave para el futuro, viene declinando desde el 2012.
Invocamos a nuestras autoridades a trabajar en sintonía con la empresa privada, gestora de las actividades productivas, la cual, a través del empleo, genera mejores condiciones de vida para la gente.
A puertas del «Bicentenario nacional», necesitamos forjar una visión de desarrollo.
*fuente: Gestión