Según el Reporte Anual de Generadoras de Chile, desde 2014, los sectores de industria y minería se mantienen con el 60% de participación en el consumo eléctrico en el país, lo que representa una baja respecto al 66% que se anotaba en 2008.
A nivel de teracalorías, la industria y la minería anotan 40.374 Tcal en 2019, mientras que su consumo con otros energéticos, como los combustibles fósiles, llegó a 73.568 Tcal.
Según la estadística gremial, el sector de transporte aumentó su consumo eléctrico desde 1% en 2017 a 2% en 2019, debido al avance de la electromovilidad, especialmente en la incorporación de buses eléctricos.
Mientras que el auto consumo de centros de transformación pasó de 4% a 5% en el mismo periodo.
En el sector comercial, público y residencial, el uso de la electricidad también se ha mantenido en torno a 33% desde 2014, con la excepción de 2017, cuando subió a 34%, para después volver a este porcentaje de participación.
Proyecto de descarbonización
Este martes, la iniciativa de descarbonización acelerada fue finalmente aprobada por la sala de la Cámara de Diputados, con lo cual el proyecto ahora comenzará a ser discutido en el Senado, con el eje central puesto en la prohibición para la instalación y funcionamiento de plantas de generación a carbón, a partir del 31 de diciembre de 2025, como se propone.
«El avance de este proyecto es muy positivo. En general, las empresas eléctricas han puesto todo de su parte en relación a centrales carboneras cuya vida útil no estaba terminada. De tal modo que, desde ese punto de vista, la colaboración que han tenido las empresas eléctricas propietarias con todo el tema de la descarbonización ha sido muy positiva», dijo el director ejecutivo de Electroconsultores, Francisco Aguirre.
Sobre los efectos que traerá para la operación del sistema eléctrico, el experto indicó que efectivamente el sector eléctrico en su operación necesita ser seguro. Así, «concretamente, una máquina térmica -como es una central a carbón o gas-, es una máquina que tiene un principio de funcionamiento que tiene un gran volumen y masa eléctricamente rotatoria».
«Pero que le aporta inercia al sistema, lo que quiere decir que es un gran volumen que está funcionando en un momento determinado y que es difícil de abatir o de interrumpir», acotó.
Y continuó explicando que, en cambio, una central solar no genera corriente alterna, sino que es continua y su contribución al sistema no es de carácter físico por la forma en que lo explique anteriormente. «En consecuencia, un sistema muy abundante o muy desarrollado en tecnologías solares es un sistema técnicamente menos confiable desde el punto de vista de estabilidad eléctrica del sistema. Entonces, para completar, el operador del sistema (el Coordinador eléctrico Nacional) tiene que hacer esfuerzos notables para poner en servicio ciertas máquinas que le aporten estabilidad al sistema».
Aguirre señaló que «cada sistema eléctrico, en cualquier parte del mundo tiene sus peculiaridades». En ese sentido, «la descarbonización en Chile, donde estamos muy adelantados en comparación a otros países, está permitiendo que haya un aporte y una participación mucho mayor de las energías renovables que es lo que todo el mundo aprecia, pero el tema es que desde un punto de vista económico, nosotros tenemos energías renovables que son más baratas en su desarrollo y concepción, pero también tenemos un costo operacional que es mayor, ligado precisamente por lo que necesitan estas energías renovables para mantener la estabilidad del sistema eléctrico».
«En consecuencia aquí hay un enorme desafío y un tema muy importante desde el punto de vista de coordinación de la operación de sistema, y ese es un problema que enfrenta el Coordinador Eléctrico Nacional», finalizó.