Son tres elementos que fortalecen al sindicato: representar más del 60% de la dotación, sólidas reservas financieras para enfrentar el conflicto y el amparo de la legislación local que impide reemplazarlos.
Reuters.- El poderoso sindicato de trabajadores protagoniza una huelga en la mina Escondida de BHP en Chile -que produjo casi el 5% del cobre global en 2023- y busca detener la operación mientras presiona por una mayor participación en las ganancias.
La asociación, que inició la protesta el martes, ya ha paralizado antes al yacimiento de cobre más grande del mundo, aunque todo depende de la rapidez con que nuevas negociaciones puedan desbloquear la situación.
El gremio «tiene un historial de negociaciones duras, sin temor a optar por huelgas a fin de conseguir sus objetivos», dijo a Reuters Andrés González, encargado de Industria Minera de la consultora Plusmining en Santiago.
Cuando realizaron una huelga de 44 días en 2017, los agremiados empujaron los precios globales del metal luego de que BHP se viera obligada a declarar «fuerza mayor», por no poder cumplir con sus contratos, dos días después de iniciada la acción de fuerza.
González nombró tres elementos fortalecen al sindicato: representar más del 60% de la dotación, sólidas reservas financieras para enfrentar el conflicto y el amparo de la legislación local que impide reemplazarlos.
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«La empresa estará obligada a paralizar una parte importante de sus operaciones, lo que evidentemente les da un enorme poder de negociación», apuntó.
Patricio Tapia, jefe del sindicato desde 2016 y parte de la directiva desde 2008, dijo previamente a Reuters que tienen cuatro veces más fondos que en 2017, así como crédito para cubrir las necesidades de los trabajadores durante el conflicto.
Ese año, el fondo ascendía a unos 400.000 dólares, según dijeron en su momento los dirigentes.
Los casi 2.400 socios representan el 98,75% de los trabajadores de primera línea de la mina, entre los que se incluyen técnicos, operadores de maquinaria, trabajadores de mantenimiento y conductores de camiones, según cifras sindicales.
«Se ha reducido mucho el número de trabajadores directos, pero tienen un poder gigantesco porque controlan la mina más grande del mundo, que produce más de un millón de toneladas», comentó Gustavo Lagos analista y profesor de la Universidad Católica de Chile.
La paralización de 2017 solo terminó cuando el sindicato usó la legislación local para «congelar» el contrato vencido y negociar en 18 meses más, lo que logró en 2018 sin ir a paralización.
Anteriormente, los operarios detuvieron el yacimiento por 26 días en 2006 y obligaron a la empresa a declarar fuerza mayor sobre sus envíos. El historial incluye otra paralización de 14 días en el 2011 y una huelga de hambre en el 2015.
MERCADO EN CALMA, POR AHORA
El sindicato ha logrado frutos al presionar en anteriores ocasiones a la minera, siendo referencia entre los mayores bonos entregados en la industria. Su influencia prevaleció incluso luego de 2015, cuando la firma redujo su nómina en más de 1.000 trabajadores.
«Es un sindicato que corresponde al 60% de los trabajadores directos de Escondida, sumado a que son los operadores y controlan de forma importante la extracción minera misma», recordó Cristián Cifuentes, analista del Centro de Estudios del Cobre (Cesco).
BHP dijo más tarde el martes que el sindicato rechazó una nueva invitación a retomar conversaciones, aunque el grupo sindical afirmó por su parte que estaba dispuesto a reanudar el diálogo.
Después de que el sindicato llamó a iniciar la huelga, BHP dijo que activó un plan de contingencia, que permitiría que los trabajadores no sindicalizados sigan trabajando y que las operaciones continuaran, aunque no especificó en qué grado.
Los precios del cobre aún no han visto un impacto por la huelga actual, con analistas citando la débil demanda de China, mayor consumidor del metal, y las esperanzas de una resolución rápida. Esto podría cambiar si la huelga se endurece.
Una paralización de menor envergadura se lleva a cabo en la mina Caserones de Lundin, también en Chile, aunque tiene menos probabilidad de afectar la producción, ya que sólo comprende al 30% de los empleados.
Un punto clave de fricción en Escondida es la petición del sindicato de que se distribuya entre los socios el 1% de los dividendos que se entrega a los accionistas.
El sindicato también lo exigió en 2021, pero finalmente aceptó una bonificación de unos 23.000 dólares y casi 4.000 dólares en otros pagos.
Esta vez, BHP ofreció bonos por unos 28.900 dólares, pero el 1% de los dividendos estaría más cerca de los 35.000 dólares, según estimaciones de analistas.