Por: Ing. Mag. Jenny Vásquez Acuña (Coordinadora de Geoprocesos en
Anddes).
Los proyectos mineros enfrentan diversos eventos naturales, como sismos,
deslizamientos, flujos de detritos, entre otros. Es fundamental gestionar de manera
oportuna los riesgos asociados a estos fenómenos para mitigar los impactos que
tendrían en el recurso humano, medio ambiente y la operación minera.
La participación de las entidades privadas es esencial para implementar una gestión
efectiva del riesgo de desastres, como lo establece el numeral 18.2 del artículo 18 del
Reglamento de la Ley 29664, que creó el Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de
Desastres (SINAGERD). En este sentido, es crucial que las operaciones mineras
incluyan en sus procesos de gestión de riesgos aquellos que pueden ser originados por
los fenómenos naturales. Así mismo el decreto Supremo N° 034-2023-EM que modifica
el Reglamento de Seguridad y Salud Ocupacional en Minería indica en el artículo 26
que son obligaciones generales del titular de la actividad minera efectuar inspecciones
en sus labores mineras para determinar los peligros y evaluar los riesgos.
La guía para la evaluación de los efectos probables frente al impacto del peligro
originado por fenómenos naturales publicada por Centro Nacional de Estimación,
Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (CENEPRED) propone una secuencia
metodológica que incluye los siguientes pasos: recopilación y sistematización de la
información, determinación del riesgo, identificación de elementos de riesgo,
identificación de elementos con probabilidad de daño, cálculo de efectos probables y
resumen de los efectos probables, estos pasos pueden aplicarse a los elementos
expuestos en la dimensión económica, donde se encuentran actividades del sector
primario, como las operaciones mineras.
En general, la gestión del riesgo de desastres es un proceso integral y multidisciplinario
que implica identificar el peligro, evaluar la vulnerabilidad, estimar y gestionar el riesgo.
Estas acciones buscan, por un lado, preparar y proteger a una organización para evitar
la materialización del riesgo y, por otro lado, manejar la situación de la mejor manera
posible en el caso de que se presente un desastre, y de esa manera se pueda facilitar
la recuperación y, en muchos casos, la reconstrucción.
Teniendo en cuenta lo anterior, para una adecuada gestión del riesgo de desastres por
fenómenos naturales en las operaciones mineras, es importante:
Identificar el peligro
El primer paso en el proceso de gestión de riesgos es identificar los peligros asociados
a eventos de origen natural que podrían impactar la operación minera. Por esta razón,
es crucial identificar y evaluar los distintos peligros geológicos e hidrometereológicos
que podrían afectar las estructuras e instalaciones en distintos proyectos mineros.
Existen ejemplos de instalaciones, como mineroductos, construidas sobre
deslizamientos no identificados oportunamente, estos deslizamientos pueden
reactivarse debido a factores sísmicos o de precipitaciones intensas. Asimismo, se
pueden observar accesos dentro de operaciones mineras ubicados al pie de laderas
afectadas por caídas de rocas.
Uno de los peligros geológicos más comunes en las regiones costa y sierra del Perú son
los flujos de detritos (huaicos) que se activan con precipitaciones pluviales ocasionales
a excepcionales de gran intensidad y arrastran los materiales sueltos acumulados en
los causes de quebradas y cursos de ríos. En algunos casos se encuentran
comprometiendo la seguridad física de infraestructuras mineras que en ocasiones han
sido construidas sobre los depósitos de huaicos antiguos.
Los mapas de inventario de peligros geológicos, mapas de susceptibilidad y mapas de
peligros son elementos iniciales para zonificar las áreas con distintos niveles de peligro.
Una vez identificadas estas zonas, se deben priorizar y realizar estudios de mayor
detalle en las zonas críticas, estos estudios pueden incluir análisis geotécnicos, ensayos
geofísicos, entre otros.
Evaluar la vulnerabilidad
Después de identificar los peligros, se debe evaluar el impacto que cada uno podría
tener en el recurso humano, los activos y el entorno de las operaciones mineras, esto
es crucial para determinar los tipos de vulnerabilidad existentes y, posteriormente, los
niveles de riesgo.
Una evaluación exhaustiva permitirá comprender mejor los tipos de vulnerabilidades a
las que se enfrenta la operación y establecer prioridades en la gestión del riesgo por
fenómenos naturales. En este sentido, las empresas mineras deben determinar si las
vulnerabilidades son de tipo físico, económico, social, o ambiental. Además, este
análisis debe incluir la identificación de posibles efectos en la producción y en la
infraestructura crítica.
Un ejemplo de esto es un deslizamiento que impacta un mineroducto, lo cual se enmarca
en la vulnerabilidad física y también económica. Tal evento puede impedir la continuidad
de la operación durante semanas, lo que resulta en pérdidas económicas significativas.
Además, el impacto podría extenderse a las vidas de las personas si hubiera
poblaciones cercanas al mineroducto, así como al medio ambiente, enmarcándose en
la vulnerabilidad social y ambiental.
Incorporar las perspectivas de diversos expertos en el proceso de evaluación puede
proporcionar una visión más precisa y completa de las vulnerabilidades, asegurando
que todas las áreas críticas sean consideradas y abordadas de manera adecuada.
Estimar el riesgo
Es importante mencionar que el riesgo surge de la interacción entre una situación de
peligro, la vulnerabilidad del sistema, y la capacidad de respuesta de los componentes
o subsistemas evaluados. El proceso de estimación del riesgo implica categorizar
diferentes niveles e indicar posibles escenarios, que pueden clasificarse de varias
maneras: riesgos potenciales, riesgos significativos o riesgos constatados. En otros
casos, los riesgos se clasifican como aceptables, tolerables y no tolerables. Estas
categorizaciones son establecidas por la organización para facilitar la evaluación y
gestión efectiva de los riesgos.
Los métodos de análisis para estimar el riesgo pueden ser cualitativos, semicuantitativos o cuantitativos. Cualquiera que sea el método seleccionado, debe ser
sistemático, repetible y exhaustivo. Como punto de partida, se pueden utilizar manuales
y guías elaborados por entidades estatales u organizaciones especializadas en estos
temas. Una metodología recomendada es la metodología semi-cuantitativa para la
estimación de riesgo, esta metodología evalúa el riesgo en función de puntajes definidos
del peligro y la vulnerabilidad en donde los puntajes asociados son introducidos a una
matriz de doble entrada permitiendo definir niveles de riesgo. Es recomendable
seleccionar la metodología que mejor se ajuste a la cantidad y calidad de la información
existente.
Gestionar el riesgo: Planificar y monitorear acciones
Una vez identificados los escenarios de riesgo, es crucial priorizar los más críticos y
tomar decisiones para implementar estrategias efectivas de reducción del riesgo. En
este punto, se deben establecer medidas de control para disminuir las vulnerabilidades
y gestionar el riesgo, fortaleciendo así la capacidad de respuesta de una operación
minera ante fenómenos naturales.
Existen muchas acciones de control que se pueden implementar, como sistemas de
alerta temprana y monitoreo geotécnico, mantenimiento preventivo de la infraestructura
y capacitación a los trabajadores sobre cómo actuar en caso de un evento natural. Para
cada uno de los escenarios críticos identificados, se debe estructurar un plan de
tratamiento del riesgo que incluya acciones concretas a corto y mediano plazo. Estos
planes de acción también pueden contemplar la transferencia del riesgo, analizando qué
riesgos puede retener la empresa y cuáles deben ser transferidos mediante
instrumentos financieros como los seguros.
El riesgo relacionado con eventos naturales debe ser monitoreado periódicamente
mediante la implementación de planes y controles que deben ser supervisados
regularmente. Esto es clave para evitar que las medidas sean insuficientes o se vuelvan
obsoletas en caso de una emergencia. Esta documentación es fundamental para los
tomadores de decisiones, asegurando una gestión eficaz y actualizada de los riesgos.
Los desastres son evitables. La inversión en el estudio y gestión del riesgo por
fenómenos naturales no solo proporciona un camino claro para prevenir desastres, sino
que también permite ahorrar recursos económicos significativos.