Autor: Dennis Córdova, Especialista Ambiental.
Los proyectos mineros afrontan muchos desafíos para el funcionamiento de sus operaciones, uno de ellos, es el diseño, construcción y operación de instalaciones para el manejo de sus residuos, y de estos, los depósitos de relaves presentan la mayor complejidad.
Es importante recordar que los relaves (o jales, según la terminología usada en algunos países de Latinoamérica) es un residuo que se obtiene en el beneficio minero, específicamente del proceso de flotación. El relave consiste en restos de roca o suelo procesados que son el resultado de la separación de los productos básicos de valor de la roca o suelo en la que se encuentran (Global Industry Standard on Tailings Management 2020).
Un primer reto en el diseño de un depósito de relaves es determinar su ubicación más idónea, el cual no obedece únicamente a satisfacer las necesidades del proyecto minero (capacidad de almacenamiento, costos, entre otros), debe considerar también aspectos ambientales y sociales que podrían afectarse durante su construccion y/u operación (e inclusive el cierre); asimismo, se debe tener presente los riesgos asociados a dicha ubicación; y de entre estos riesgos, las consecuencias ante una rotura de la infraestructura de contención del depósito serían los más resaltantes.
Este tipo de riesgos, por sus características, demandan un análisis singular, a fin de identificar y evaluar los potenciales efectos que se presenten bajo un escenario de rotura de presa. En la actualidad, se presentan diversas guías internacionales que consideran lineamientos para el desarrollo de estos análisis, entre ellas, la Dam Safety Guidelines (Canadian Dam Association, 2013) es uno de los principales referentes.
Esta Guía publicada en el 2013, considera principios asociados a la protección del de las personas y el ambiente ante los probables efectos de una rotura del depósito, de manera que los riesgos asociados se mantengan tan bajos como razonablemente sea posible. Asimismo, nos indica que la gestión que se realice sobre el depósito de relaves debe ser proporcional a las consecuencias que podría generar. En tal sentido, para el cumplimiento de estos principios fundamentales como la salud humana y el entorno que lo rodea, la guía solicita realizar un análisis de rotura de presa y con ello una clasificación de presa.
Este análisis de rotura de presa tendrá su fundamento en una situación hipotética basada en las características propias del depósito de relaves, donde el objetivo es realizar una estimación aproximada de las consecuencias que se generarían en caso de una posible rotura de la presa, indicar en qué condiciones sucede el evento y determinar cuál sería el radio de acción directo. El resultado de este análisis nos brindará una huella de la posible afectación directa, en términos simples, sobre que superficie (aguas abajo del depósito) se dispondría el relave producto de la rotura; otras variables que son consideradas como parte de este análisis es la profundidad del relave, el tiempo de desplazamiento y su velocidad.
En la clasificación de presa, la Guía (2013), nos brinda una propuesta de clasificación basada en cuatro (04) tipos de posibles afectaciones, a las cuales denomina pérdidas incrementales (población en riesgo, pérdidas de vidas, valores ambientales y culturales, infraestructura y economía), las cuales se encuentran alineadas a los principios descritos en párrafos anteriores. Asimismo, nos indican que podríamos tener cinco (05) clases de presa de acuerdo con la afectación que podrían ocasionar, estas podrían ser: bajo, significativo, alto, muy alto, extremo. Es importante mencionar que, para la clasificación de presa, una entrada importante son los resultados del análisis de rotura, asimismo, es necesario un conocimiento del entorno ambiental y social (aguas abajo) del depósito de relaves, además de las características geoquímicas y/o toxicológicas del relave.
Si bien la Guía (2013), nos brinda una propuesta para pérdidas incrementales bajo el escenario de una rotura de presa y así poder clasificar una presa, la misma nos indica que también debemos considerar otras consecuencias que puede presentar la presa y aunque esto puede no cambiar la clasificación, el perfil de riesgo podría influir en su gestión (vigilancia, criterios de diseño, etc.). En el caso de la pérdida incremental asociada al ambiente, las variables de interés propuestas en la Guía (2013) se enfocan, principalmente, en la pérdida de hábitats de fauna silvestre asociada a especies de interés y a la restauración y compensación.
Respecto a las variables asociadas al ambiente, en el año 2023 se publicó una guía que nos ofrece una metodología para su evaluación, en el documento la clasificación de presas por consecuencias ambientales, está se basa en tres (03) variables: impacto ecológico, peligro intrínseco del contenido y duración del impacto. Es importante mencionar que de la evaluación de las dos (02) primeras variables se tendrá un resultado y la tercera variable servirá para realizar una calibración del primer resultado.
La primera variable refleja el área potencial de daño al hábitat de una especie de especial interés por los efectos físicos por la rotura de un depósito. Para evaluar esta variable es necesario contar con un estudio biológico a nivel local y/o regional a fin de identificar las especies de especial interés y los hábitats asociados a dichas especies; ello nos permitirá definir el área de afectación de cada especie frente a la huella de la posible afectación directa.
La segunda variable busca identificar las diferencias en las consecuencias ambientales por las características intrínsecas del material almacenado (peligroso, potencial generador de ácidez y/o se liberan relaves u otros materiales con fugas de metales). Para evaluar esta variable es necesario contar con un estudio geoquímico y/o toxicológico detallado, ello nos permitirá determinar principalmente las características geoquímicas del relave.
La tercera variable tiene como objetivo reflejar el efecto residual posterior a la mitigación, es decir la recuperación del ambiente. Para evaluar esta variable es necesario estimar el tiempo para una restauración aceptable, lo cual formará parte del programa de respuesta y restauración.
Esta propuesta metodológica, como se puede apreciar, proporciona simplicidad e interacciones entre variables, lo que permite determinar la posible afectación que se generaría ante un escenario de rotura del depósito. Asimismo, es importante mantener vigilancia sobre aquellos aspectos ambientales y/o del depósito que fueron considerados en la clasificación, tales como, las especies de principal interés y las características geoquímicas del relave.