Un equipo de investigadores y universitarios de UTEC busca emplear ozono como métodos para desinfectar espacios cerrados y así evitar contagios de COVID-19.
En el lento retorno a la normalidad, la vacuna es una gran herramienta, pero es solo una de ellas. Desde distintas ramas de la ciencia, se viene trabajando en diferentes propuestas y alternativas para dejar atrás la pandemia del COVID-19. Muchas de ellas, por ejemplo, están enfocadas en la inactivación del virus en el ambiente, para evitar así contagios.
Esta es la línea en la que viene trabajando un equipo de investigadores y estudiantes de la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), que evalúan el uso de la ozonización para la desactivación del virus SARS-COV2 presente en partículas de agua suspendidas en el aire en ambientes cerrados. Mediante este proceso, se busca emplear el ozono -un compuesto cuya molécula está formada por tres átomos de oxígeno- para “desinfectar” ambientes y evitar contagios en lugares como restaurantes, oficinas o centros de salud.
“En UTEC, creemos en el uso de la tecnología y la ingeniería con propósito. Por ello, sabemos que la coyuntura actual requiere tener propuestas basadas en la investigación para combatir la pandemia en la que vivimos. Es así que nuestros alumnos han desarrollado este proyecto, basado en métodos energéticos, el cual pretende apoyar a las siguientes investigaciones que combatan este virus”, explicó el Dr. Rafael Vera, docente de ingeniería de la energía de la UTEC.
El ozono en condiciones ambientales normales está en estado gaseoso y puede asentarse en la mayoría de superficies de una habitación. Al ser aplicado, logra la inactivación del virus a través de la peroxidación de lípidos y proteínas, seguida de un daño de la envoltura lipídica y la cápside proteica que recubre al coronavirus. Esto quiere decir, que tras ser expuesto al ozono, el coronavirus será incapaz de replicarse ni infectar a las personas.
El proyecto es llevado a cabo por un equipo multidisciplinario de estudiantes: Renzo Allpas (Ingeniería de la Energía), César Argüelles (Bioingeniería), Stefano Rivera (Ingeniería de la Energía), Sebastián Huaracc (Ingeniería Química), Gonzalo Silva (Ingeniería Industrial) y Arian Tamayo (Ingeniería de la Energía).
En la misma línea de investigación, este año, un experimento similar fue llevado a cabo por la Universidad Médica de Nara de Japón y tuvo como resultado la inactivación del virus SARS-COV2 por primera vez con la aplicación directa de ozono. Para lograrlo, se necesitó de 55 minutos de exposición y, tras ello, se logró reducir de 10.000 a 1 la carga viral, garantizando así su desactivación.
Otra de las alternativas que vienen investigando en UTEC es el uso de lámparas de luz ultravioleta (UV) que logran romper la membrana exterior del coronavirus. La propuesta de los estudiantes es instalarlas en espacios cerrados, como centros de trabajo, y emplearlas como método de desinfección por las mañanas, antes del inicio del horario laboral.