Javier Perla, gerente de Servicios de Sostenibilidad de SGS Perú, comparte algunos argumentos sobre la necesidad de asumir desde ahora una acción contra el cambio climático.
El 28 de enero fue el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, también conocido como Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. Como se sabe, el CO2 es uno de los principales Gases de Efecto Invernadero (GEI) y tiene una gran incidencia en el calentamiento planetario.
La fecha debe ser una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de tomar acciones concretas para abordar el cambio climático, reduciendo nuestras emisiones CO2 o Huella de Carbono, y adaptándonos a las nuevas condiciones climáticas. Esto es especialmente relevante para las empresas, que pueden ejercer un liderazgo transformacional en la sociedad. Esto implica aprovechar las oportunidades y gestionar los riesgos de las nuevas condiciones.
“Algunas empresas ya tienen diseñado e implementado un plan de reducción de emisiones. Excelentes noticias. Sin embargo, se requiere que se sumen muchas más empresas y que en general la acción climática no sea solo un plan adicional, sino que se integre con la estrategia del negocio. Parece ambicioso, pero es evidente que será parte del plan de continuidad del negocio”, comenta Javier Perla, gerente de Servicios de Sostenibilidad de SGS Perú.
De acuerdo con el experto, más allá de incentivos positivos como el sistema de reconocimiento de Huella de Carbono Perú, gestionado por el MINAM, y las diversas expectativas que tienen los asuntos ambientales en diversos grupos de interés de las empresas, aún se observa resistencia para abordar la gestión climática.
“A veces es complejo priorizar los asuntos de cambio climático en las empresas, dado que puede ser un tema tan abrumador como retador. Algunos otros asuntos pueden ser considerados con mayor urgencia. Una gestión estratégica debe buscar la forma de entretejer los temas de sostenibilidad con las otras prioridades de la organización. De esa forma se usan los recursos económicos y humanos con un enfoque de eficiencia y máximo impacto”
En tal sentido, Perla expone a continuación algunos argumentos que pueden compartirse internamente en las organizaciones y que evidencian claramente la necesidad de una lucha más ambiciosa contra el cambio climático desde el sector privado:
1. La legislación climática solo se va a fortalecer. Hay acuerdos internacionales (como el Acuerdo de Paris) que muestran el compromiso global de los países para reducir emisiones. Estos van aterrizando a políticas nacionales (como la Ley de Cambio Climático de Perú) y sectoriales. Para las áreas legales será claro que adelantarte a esta normativa significa mejorar la competitividad.
2. Los mercados prefieren a las empresas con compromisos climáticos. Según La cultura en auge: Informe de tendencias de 2022, que realiza Facebook: “A nivel mundial, el 69% de las personas encuestadas cree que las marcas deberían cuidar el medio ambiente y ofrecer productos sostenibles a los consumidores y opciones de turismo sostenible para las actividades de ocio”. Las áreas de marketing tendrán cada vez menos dudas de que considerar el cambio climático en sus argumentos de propuesta de valor significa ser más competitivo.
3. Las finanzas serán cada vez más sostenibles. Las finanzas que no tengan criterios de sostenibilidad se van a acabar. No son sostenibles. Según el reporte Tendencias ESG que marcan el 2024, de Forética: “Los instrumentos de financiación sostenible han ganado cuota de mercado superando ya el 10% de las emisiones a nivel mundial”. El reporte revela que “a igualdad de beneficios los inversores asignan un mayor valor a las compañías con atributos ESG”. Las áreas de finanzas deben tener claro que una empresa con criterios de sostenibilidad es más competitiva, pues vale más y facilita el financiamiento.
4. Existen posibilidades de ahorros operativos y oportunidades de nuevos negocios. La gestión del cambio climático en la empresa es relativamente nueva. Hay mucho que hacer y mucho por crear. Hay un sinfín de oportunidades para buscar eficiencias y generar ahorros: optimizar procesos, energías renovables, rediseñar productos, etc. Las áreas de operaciones e innovación podrán aprovechar estas oportunidades.
5. Los riesgos se acumulan. El cambio climático genera una serie de riesgos, desde los físicos hasta los transicionales. Mientras más se demore una organización en tomar acción, dichos riesgos irán creciendo y aparecerán otros nuevos, siendo más difícil gestionarlos. Lo cierto es que dichos riesgos son inminentes e ineludibles. Los CEO, los directorios y quienes participan de la planificación estratégica deben considerar esto cuando piensan en el largo plazo y la continuidad del negocio
Por último, Perla remarcó que priorizar la gestión climática en las organizaciones es un gran desafío, pero que los empresarios y ejecutivos que estén convencidos de la necesidad de abordarla encontrarán nuevas oportunidades de crecimiento.
“Tomarán conciencia y entenderán que este no es solo el camino correcto, sino el único camino posible”, concluyó.