Para asegurar los buenos resultados, urge priorizar estrategias contra la inseguridad ciudadana y garantizar el clima de confianza.
El Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) proyecta que la inversión privada experimentará un crecimiento del 4.1% durante el 2025. Esta cifra no solo supera el 2.3% que se espera alcanzar en 2024, sino que también marca una significativa recuperación frente a la caída del -7.1% registrada en 2023.
Este repunte es una señal positiva, ya que la inversión privada desempeña un rol crucial en la economía, actuando como uno de los principales motores para la creación de empleo. Al impulsar la productividad de las empresas, se apertura más puestos de trabajo y se fortalece el mercado laboral.
“Para garantizar el crecimiento económico del país, la inversión privada desempeña un papel fundamental como motor de desarrollo. Su expansión no solo genera un impacto directo y positivo en la economía nacional, sino que también fomenta la creación de empleo, mejora la productividad empresarial y estimula la innovación tecnológica, factores clave para fortalecer la competitividad del Perú», indicó Gabriela Espinar, economista de REDES.
«Recordemos que, entre 2004 y 2013, el país registró tasas de crecimiento superiores al 5%, un desempeño notablemente superior al de la actualidad”, agregó.
Precisamente, el crecimiento proyectado estaría impulsado por importantes iniciativas como el Puerto de Chancay (Lima) y Tía María (Arequipa). El Puerto de Chancay busca posicionar al Perú como un centro logístico clave, mejorando la conectividad internacional y potenciando el comercio exterior. Por su parte, Tía María representa una inversión estratégica para el sector minero. Ambos proyectos no solo dinamizarán la economía, sino que también fomentarán el desarrollo de proveedores locales y la infraestructura regional.
Sectores minero y manufacturero, vitales para crecer este año
Al cierre del 2024, de acuerdo con el BCRP, la economía se vio impulsada principalmente por el aumento de la producción en sectores clave como la minería (+1.8%), la pesca (+25.3%) y sus manufacturas destinadas a la comercialización (+6.6%), lo que resultó en mayores exportaciones.
Tal como sucedió en ese año, Espinar resaltó que el sector minero continuará representando un actor clave para la economía peruana, ya que es uno de los principales motores de las exportaciones, particularmente en metales como el cobre.
No obstante, el país también depende de otros sectores estratégicos. La agricultura, por ejemplo, juega un papel fundamental con productos como los arándanos y las uvas. Del mismo modo, el sector manufactura es clave, con la producción de harina de pescado. En conjunto, estos sectores son pilares que pueden garantizar el crecimiento sostenido y la estabilidad económica del país.
En cuanto al sector agro, para 2025 su crecimiento se ajustó a la baja, al pasar de 3.5% a 3% debido a un déficit hídrico. Desde el inicio de la campaña agrícola hasta los primeros días de diciembre, la sierra norte padeció de falta de agua y eso afectó la producción de arroz, limón y algodón en Piura y Lambayeque. Además, entre agosto y octubre, la deficiencia hídrica en la sierra centro y sur perjudicaron el desarrollo de cultivos como la papa. Mientras que en la sierra central, las fuertes lluvias de noviembre estuvieron acompañadas de nevadas y granizo, lo que afectó al desarrollo agrícola.
Para el 2025, Espinar señala que este buen desempeño dependerá de factores clave como condiciones climáticas favorables y un entorno político y económico estable, que generen confianza en el sector privado. Entre estos riesgos, precisa que la inseguridad ciudadana puede afectar la estabilidad social y la inversión; los efectos climáticos adversos, como sequías o inundaciones, podrían impactar la producción y el suministro de recursos; y las crisis políticas pueden generar incertidumbre y desconfianza.
“Para impulsar grandes proyectos en Perú, es fundamental mejorar la estabilidad política, fomentar el diálogo social, garantizar un clima de mayor seguridad ciudadana y fortalecer la confianza en nuestras instituciones. Esto, en conjunto, es importante para crear un entorno favorable para la inversión privada, la cual generará más empleos formales«, precisó la economista de REDES.
«Recordemos que los trabajos de calidad no solo incrementan los ingresos de las familias peruanas, sino también mejoran el bienestar social, permiten reducir la pobreza y fomentan un desarrollo económico sostenible a nivel nacional”, concluyó.