La eurozona crecerá este año un 3,1% (ligeramente mejor del 2,8% previsto en junio), pero se frenará hasta el 0,9% en 2023 (en lugar del 2,1%).
Este último jueves 8 de septiembre, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, aceptó que la eurozona podría recaer en una recesión en 2023 (con una caída del PIB del -0,9% en el conjunto del año).
Esto como consecuencia de un corte total del suministro del gas desde Rusia.
Ese factor se sumaría a la adopción de medidas de racionamiento energético por la dificultad de encontrar alternativas.
El portal El Español calificó como “un escenario negro”, que ya ha empezado a materializarse.
Sin embargo, el escenario central con el que trabaja el BCE no incluye todavía una recesión, sino un «estancamiento» económico durante el invierno.
Según las últimas previsiones publicadas este mismo jueves, la eurozona se contraerá un 0,1% el último trimestre de 2022.
Y se mantendrá plana durante el primer trimestre de 2023, antes de iniciar una recuperación en primavera.
Contenido recomendado: Petróleo sube desde mínimo en siete meses mientras Rusia amenaza con detener exportaciones
Proyecciones de crecimiento
En todo caso, el BCE empeora sustancialmente sus previsiones de crecimiento debido al impacto de la elevada inflación sobre el poder adquisitivo de los ciudadanos, las repercusiones de la guerra en Ucrania y el alto nivel de incertidumbre.
La eurozona crecerá este año un 3,1% (ligeramente mejor del 2,8% previsto en junio), pero se frenará hasta el 0,9% en 2023 (en lugar del 2,1%), aunque se recupera ya en 2024 (1,9%, en lugar del 2,1% calculado en junio).
En el escenario «negro», el crecimiento anual medio en 2022 todavía sería positivo (2,8%) gracias al impulso de la primera parte del año.
Pero el PIB caería drásticamente durante el último trimestre del año y el primer trimestre de 2023, debido sobre todo a los trastornos en la producción debido a la escasez de suministro de energía.
A medida que el corte de suministro se atenúe debido a una sustitución gradual de las fuentes de energía y al ajuste económico, la recesión sería seguida por un crecimiento moderado del PIB. Tras la caída del 0,9%, la eurozona crecería un 1,9% en 2024.
El BCE también ha revisado considerablemente al alza sus previsiones de inflación.
En su escenario central, los expertos del BCE esperan ahora que se sitúe, en promedio, en el 8,1% en 2022, el 5,5% en 2023 y el 2,3% en 2024.
«Los riesgos para las perspectivas de inflación son principalmente alcistas. Al igual que para el crecimiento, el principal riesgo a corto plazo es una mayor interrupción del suministro de energía», comentó Lagarde.
«A medio plazo, la inflación puede resultar superior a la esperada debido a un empeoramiento persistente de la capacidad de producción de la economía de la eurozona, nuevas subidas de los precios de la energía y los alimentos, un aumento de las expectativas de inflación por encima de nuestro objetivo o aumentos salariales superiores a los previstos», declaró.
De hecho, en su escenario ‘negro’ el BCE espera que la inflación se dispare al 8,4% este año, el 6,9% en 2023 y el 2,7% en 2024, todavía muy por encima del objetivo del 2%.