El Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) analizó el impacto en la economía global de las nuevas políticas que viene tomando el gobierno de Trump.
Las relaciones comerciales entre Estados Unidos y el mundo atraviesan una transformación radical. Bajo el lema “America First”, la nueva administración del Gobierno ha implementado medidas proteccionistas que reconfiguran las dinámicas económicas y afectan a los socios comerciales de Estados Unidos, especialmente en América Latina.
Aranceles y proteccionismo: Impactos directos
El 21 de enero, el presidente Donald Trump anunció su intención de imponer un arancel del 10 % a las importaciones chinas, argumentando el supuesto papel que ha desempeñado China en la crisis del fentanilo en Estados Unidos. Estos se ejecutan desde el 4 de febrero pasado.
Esta medida se suma a los aranceles del 25 % sobre las importaciones de Canadá y México, justificados en que estos países permiten el tránsito de drogas e inmigrantes ilegales. Los referidos aranceles también iban a entrar en vigor desde el 4 de febrero pasado, pero el presidente estadounidense los suspendió por un mes tras lograr acuerdos sobre seguridad y comercio con la mandataria mexicana Claudia Sheinbaum y el primer ministro canadiense Justin Trudeau, respectivamente.
De hacerse realidad, estas medidas proteccionistas podrían impactar significativamente en las economías de los principales socios comerciales de Estados Unidos. Un ejemplo de ello es el sector energético, pues el petróleo canadiense y mexicano estarían sujetos a los nuevos aranceles.
Según datos del Observatorio de Complejidad Económica (OEC), en 2022, Estados Unidos importó US$ 117 000 millones y US$ 21 200 millones en petróleo desde Canadá y México, respectivamente. Cabe señalar que no solo las economías de estos dos países resultarían afectadas con esta medida. Ello se debe a que el aumento de los costos de importación podrían trasladarse a los consumidores finales estadounidenses en forma de precios más altos de gasolina, lo que terminaría por contradecir la promesa del presidente Trump de reducir los costos de energía para Estados Unidos.
En el caso de China, sus mercancías ya enfrentan un arancel del 100 % en vehículos eléctricos y un 25 % en acero y aluminio desde 2024. Un nuevo incremento en los aranceles podría generar un impacto negativo, considerando que los productos chinos representan una parte significativa de las importaciones estadounidenses. Según TradeMap, en 2023, el 27,3 % de las importaciones de dispositivos electrónicos en Estados Unidos provinieron de China, mientras que el 14,1 % del total de sus importaciones tuvo origen en este país asiático.
BRICS y el dólar
Los países miembros del BRICS, encabezados por China y Rusia, buscan reducir su dependencia del dólar norteamericano en el comercio internacional mediante una nueva moneda. En respuesta, Trump ha advertido con imponer aranceles del 100 % a las naciones que abandonen el dólar en sus transacciones comerciales, una medida que refuerza la estrategia de preservar la hegemonía económica de Estados Unidos y evitar la desestabilización del sistema financiero global basado en el dólar.
El canal de Panamá
Estados Unidos es el mayor usuario del Canal de Panamá, con un 74,7 % del tránsito de mercancías, seguido por China (21,4 %) y Japón (14,6 %). No obstante, Trump ha señalado que la entrega en 1999 del Canal a Panamá fue un error, argumentando que China ha incrementado su influencia en la administración y operación de dicha vía interoceánica.
La propuesta de Trump de recuperar el control del Canal de Panamá tendría repercusiones que trascienden el ámbito económico y comercial, ya que implicaría una violación a la soberanía panameña.
Además, desde el punto de vista geopolítico, esta medida podría intensificar las tensiones con China, generar rupturas diplomáticas con varios países de América Latina y provocar un amplio rechazo por parte de la comunidad internacional. En términos económicos, la incertidumbre sobre la administración de la vía interoceánica podría aumentar.
Atrayendo IED
Durante el Foro Económico Mundial en Davos, el presidente Trump anunció incentivos fiscales para atraer la inversión extranjera directa (IED). Al respecto, detalló que las empresas que establezcan fábricas o plantas de producción en Estados Unidos pagarán solo un 15 % en impuestos y estarán exentas del pago de aranceles, mientras que las compañías que produzcan en el extranjero sí enfrentarán barreras comerciales.
Este plan busca estimular la manufactura local y reducir el déficit comercial. Ante ello, gigantes que operan en México, como General Motors, Ford, Nissan, Toyota, Samsung, LG y Nestlé; y transnacionales que hacen lo propio en Brasil, como Fiat, Hyundai, Lenovo, Shell y Cargill, podrían relocalizar su producción en Estados Unidos.
Sin embargo, la efectividad de esta estrategia dependerá de la flexibilidad del mercado laboral y de si la producción local puede sustituir las importaciones sin encarecer costos. Un efecto secundario sería la disminución de las divisas que las multinacionales solían reinvertir en países receptores de IED, lo que afecta la economía de mercados emergentes.
Políticas migratorias
Una de las medidas más controvertidas es la deportación masiva de inmigrantes indocumentados. Este plan podría ocasionar escasez de mano de obra y presionar al alza los costos de sectores como la construcción, manufactura y agricultura, altamente dependientes de la fuerza laboral inmigrante.
Impacto en las remesas
Las remesas también serían afectadas. En países como Guatemala, El Salvador, Honduras y México, las transferencias desde Estados Unidos representan más del 90 % del total recibido. En Sudamérica su peso es menor, pero sigue siendo relevante. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en el Perú representan el 56,5 % del total de remesas, mientras que en Colombia y Chile el nivel es del 59 % y del 40,4 %, respectivamente.
Datos preliminares de 2024 muestran que en Sudamérica el 36,2 % de las remesas provienen de Europa; el 35,7 %, de Estados Unidos; y el 19,5 %, de la región. Los países con mayor crecimiento en remesas fueron Colombia (17,2 %), Perú (9,3 %) y Ecuador (9,1 %).
La crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos evidencia que Trump no duda en utilizar los aranceles como herramienta de presión. Su estrategia proteccionista busca fortalecer la manufactura local y reducir la dependencia de China, pero podría generar efectos adversos en América Latina, como la relocalización de empresas, barreras comerciales, y menores flujos de inversión y remesas.
Ante este panorama, los países de la región deben acelerar la diversificación de sus exportaciones y fortalecer su estabilidad macroeconómica para mitigar los impactos negativos de estas políticas.