ECONOMÍA. El presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), Ricardo Márquez, afirmó que las zonas francas, cuyo número está creciendo en el mundo y nuestro país no puede ser ajeno a esta tendencia mundial, son un instrumento capaz de impulsar la competitividad del país; y que siempre que cuenten con un adecuado diseño y ejecución, serán capaces de promover inversión privada y generar empleos de calidad.
En un país como el Perú, que se caracteriza por alta informalidad laboral y una amplia agenda pendiente en materia de reformas para la competitividad, la SNI considera que es imperativo ejecutar en el corto plazo buenas prácticas a nivel internacional; entre ellas, Zonas Francas con un marco regulatorio atractivo y gestión eficaz como las que implementa Colombia.
En esa línea, destacó que mientras en el Perú operan solo cuatro zonas francas que exportan US$ 33 millones anuales y generan 1500 empleos; en Colombia, funcionan más de 100 de ellas (multiempresariales y uniempresariales), que exportan más de US$ 2 mil millones al año y crean más de 70 mil empleos directos.
Por ello, Márquez propuso que las zonas francas cumplan con cinco condiciones para que funcionen de manera exitosa en nuestro país. Primero, que tengan un régimen competitivo, acorde a las buenas prácticas internacionales, y sea sostenible en el tiempo para dar predictibilidad y certidumbre a las inversiones. Cabe mencionar que las zonas francas brindan beneficios tributarios y aduaneros, facilidades logísticas, una regulación laboral competitiva y la posibilidad de hacer clusters.
Segundo, que tengan objetivos claros. En el caso del Perú, precisó Márquez, el objetivo principal debe ser la creación de empleo a través del mecanismo de inversión privada. Toda regulación de zonas francas debe apuntar a este fin. Explicó que ello implica también que las empresas cumplan dos requisitos básicos: inversión mínima nueva y un compromiso de creación de empleos.
Tercero, que brinden facilidades para comerciar, importar y exportar. Esto es, con adecuada infraestructura, conectividad y servicios básicos esenciales como agua, energía eléctrica, gas natural, telecomunicaciones, etcétera. Cuarto, deben ser gestionadas por operadores privados (concesionarios); con el fin de garantizar una administración con autonomía técnica, económica y funcional. El marco normativo actual no garantiza esto para las administraciones públicas, aclaró Márquez.
Quinto, deben promover la competencia para toda inversión productiva, sea nacional o extranjera; actual o futura. Además, es esencial que se permita que empresas individuales, desde el lugar donde están ya instaladas, puedan acceder al régimen de zonas francas. Es decir, que se regule la creación del modelo uniempresarial.
El presidente de la SNI señaló que desde el año 2000 el número de zonas francas en el mundo se duplicó; y, actualmente, hay más tres mil de ellas, tanto en economías desarrolladas como emergentes, creando más de 70 millones de puestos de trabajo. A nivel mundial, los tres países que tienen más zonas francas son China (295), EE. UU. (289) y Filipinas (277). En Latinoamérica, esas tres naciones son Costa Rica (139), Colombia (104) y Honduras (102).
“El sistema de zonas francas en el Perú tiene un amplio potencial para impulsar la competitividad del país, adoptando y amplificando las mejores prácticas locales e internacionales; entre ellas, la operación de un régimen promotor que impulse inversiones, al cual pueda acogerse toda industria”, concluyó.