OPINIÓN. Avance de la generación de energía no convencional en el Perú
Por: Renato Cardoso, Audit Manager de KPMG en Perú
Hoy la población mundial cuenta con cerca de 7.600 millones de personas y dispone de una matriz energética que depende al 80% de combustibles fósiles. En ese contexto, la adopción de modelos de generación de energía renovable se convierte en una prioridad para la comunidad internacional.
En los últimos años hemos sido testigos de un incremento significativo de las inversiones en proyectos de generación de energías renovables en diferentes partes del mundo. Este responde, por un lado, a la implementación de políticas públicas orientadas a captar y promover esta nueva fuente de energía, y, por otro, a la reducción de costos de instalación de paneles solares y molinos de vientos, que permite que la generación de energías renovables siga siendo una inversión rentable.
En el Perú, tan solo el 4% de la matriz energética del país se obtiene por medio de fuentes naturales, principalmente eólica y solar, una cifra bastante baja si se compara con otros países de la región: 49% en Uruguay, 17% en Chile, 14% en Brasil, por citar algunos ejemplos. Por tal motivo, el Ministerio de Energía y Minas (MEM) viene trabajando decididamente en la construcción de una “visión ambiental” en el país y ha fijado como meta incrementar dicha cifra al 15% para el año 2030.
Actualmente, el 50% de la producción eléctrica en el Perú se genera en centrales hidroeléctricas cuya fuente de energía es el agua (sujeto a periodos de estiaje), mientras que un 40% proviene de termoeléctricas que funcionan a base de gas natural, las cuales están básicamente concentradas en Chilca y dependen del gasoducto de Camisea. El país dispone de un gran potencial de energías no convencionales (eólica, solar e incluso geotérmica), principalmente en las regiones de la costa, norte y sur del país, pero requiere del desarrollo tecnológico para su implementación.
La interrogante que nos planteamos es la siguiente: ¿cómo suministrar una mayor cantidad de energía a un mercado que ya tiene una sobreoferta energética cercana al 40%? Recientemente el MEM declaró emergencia en el abastecimiento de gas natural en el Perú con la finalidad de racionar el suministro de combustible y no afectar a los consumidores nacionales debido a un problema en la planta Las Malvinas. Si bien el problema fue solucionado en pocos días, es una señal de que es necesario realizar ciertos ajustes estructurales.
A este último problema debemos añadir los recientes conflictos entre compañías generadoras de energía eléctrica debido a distorsiones en la determinación de precios. El problema está directamente asociado a la sobreoferta y al bajo precio de la energía en el mercado spot (mayorista y para entrega inmediata). El diseño del mercado de energía eléctrica adolece de problemas estructurales, y para solucionarlos es necesario llevar a cabo ciertos cambios, tales como promover modificaciones regulatorias y consolidar el desarrollo energético en el sur del país, que permitan una mayor proporción de energías limpias en nuestra matriz energética, promuevan el uso racional de los recursos naturales, del smart grid (o red eléctrica inteligente) y la electromovilidad.
Este último punto es particularmente importante dadas las carencias en el sistema de transporte de Lima y el país. Mientras que en Chile el uso de la electromovilidad ya es una realidad gracias al uso de buses eléctricos, nuestro país adolece de la desconexión del transporte público (Metropolitano, Metro de Lima y corredores complementarios), notoriamente lento, caro y con una cobertura deficiente, lo que ocasiona que las personas pasen un promedio de seis horas al día en el transporte con un impacto considerable en la calidad de vida.
Para que el país no esté al margen de esta evolución es importante elaborar y ejecutar una estrategia integral en el uso racional de nuestros recursos energéticos no convencionales en el marco de una política de desarrollo energético nacional, basado en un análisis técnico llevado a cabo de manera conjunta por el Ministerio de Energía y Minas, el Ministerio del Medio Ambiente (MINAM) y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC). Asimismo, es necesario avanzar con la lucha contra la corrupción, con una implementación de leyes más duras y con el incremento de la fiscalización de los órganos gubernamentales que impidan la creación de monopolios en la cadena de producción energética y de esa forma impedir el incremento de precios que finalmente terminan afectando tanto al productor como al consumidor final.
(Foto referencial)