ENERGÍA. El mundo de la energía está cambiando trepidantemente y el resultado será un orden cotidiano radicalmente diferente a todo lo conocido hasta ahora.
Según EY, para el 2030 será fácil ver circulando por las calles de Lima no menos de 150 mil vehículos eléctricos (VE), siendo el 6% del parque automotor, mientras la metrópoli se preparará para el triunfo de la generación distribuida, que no es otra cosa que la posibilidad de autogenerar energía en los hogares, con paneles eléctricos, a un costo menor o igual que los recibos de luz.
De acuerdo con El Comercio. Tales son los dos hitos que, en opinión de EY, definirán el futuro inmediato de la energía en el Perú y Latinoamérica, para beneficio de los consumidores.
El estudio “Un viaje compartido, diferentes opciones: ¿Latinoamérica entiende su futuro energético?”, visualiza cuando se alcanzarán estos dos puntos de inflexión en los países latinoamericanos, y lo que estos cambios depararán para las empresas de hidrocarburos y eléctricas, que deberán “adecuarse o perecer”.
EL FACTOR HÍDRICO
De acuerdo a Gavin Rennie, líder de Energía y Utilities de EY para Latinoamérica, el primer punto de inflexión se concretará en el Perú y la mayor parte del mundo en 2025-2029, período en el cual el costo de adquirir un VE igualará al de su contraparte de combustión interna (diésel, gasolina o gas).
Las excepciones serán China, que alcanzará ese hito bastante antes, en el 2020-2025, y posiblemente Arabia, que demoraría hasta 2030-2035, de no mediar subsidios.
“Estamos hablando de una ventana en la cual las empresas que manufacturan vehículos tradicionales van a alcanzar las economías de escala que les permitirán vender VE a precios competitivos. Eso significa que al público le será indiferente comprar un VE o uno tradicional”, apunta Rennie.
En cuanto al segundo hito: la generación distribuida competitiva, Rennie estima que llegará a Latinoamérica por etapas, empezando por Chile y Argentina (2030), países poco intensivos en energía hidráulica.
Le seguirán Perú, Ecuador, Colombia y Brasil (2032), naciones con costos más baratos de la energía, debido a su alto componente hídrico, que disuade a los consumidores de invertir en paneles solares y baterías para almacenar energía, más onerosos que el uso de la red (recibos de luz).
“Los países intensivos en energía hidráulica alcanzarán el segundo punto crítico diez años más tarde que Europa y Oceanía, pero lo harán de todas formas”, asevera Rennie.
(Foto Referencial)