Ejemplos de petroleras que han logrado llegar a este estado de desempeño son Ecopetrol de Colombia y Enap de Chile. Por el contrario, quienes que no han podido sacudirse las intervenciones gubernamentales son PDVSA, PEMEX y Petroperú.
Es un fenómeno que se repite en varios países de Latinoamérica: las petroleras estatales sin gobiernos corporativos sólidos son fuente de empleo de allegados, subsidian para ganar votos, se ven forzadas a invertir en proyectos poco rentables y sus resultados financieros suelen ser débiles.
A esta conclusión ha llegado Álvaro Ríos, socio director de Gas Energy Latin América, e identifica a Petroperú de padecer la enfermedad de las petroleras públicas ligadas a los caprichos del mandatario de turno, empapadas de política.
Pero Petroperú ahora se encamina a ingresar al upstream y ser una empresa de energía.
“Son una carga para los gobiernos que luego deben socorrerlas”, dijo.
La solución es conocida y, según dijo Ríos durante un panel en un foro sobre energía, pasa por “blindarla ante el poder político y dejarla actuar de forma independiente”.
Ejemplos de petroleras que han logrado llegar a este estado de desempeño son Ecopetrol de Colombia y Enap de Chile. Ejemplos de empresas que no han podido sacudirse las intervenciones gubernamentales son PDVSA, PEMEX y Petroperú.
“Una forma de blindar a Petroperú es consiguiendo que el directorio sea mixto” y generar candados para que el “presidente o ministro de turno no pueda sacar al presidente de directorio cuando le dé la gana”.
Para Ríos, que Petroperú ingrese a invertir a otros sectores de la cadena siempre será sano si lo hace con independencia y seriedad, pero no debe descuidar su futuro pues debe convertirse, en algún momento, “en una empresa de energía pues tiene que trabajar en energías renovables”.
De cada diez pozos exploratorios por hidrocarburos, acaso uno da resultados positivos tras millones de dólares inyectados para saber qué había bajo tierra. El negocio de los hidrocarburos es de alto riesgo y solo es rentable cuando se tiene éxito. Generalmente las exploraciones fracasan, y cuando los fondos son privados, las pérdidas son individuales, pero cuando el dinero es público, las pérdidas son nacionales.
Petroperú compite de igual a igual contra las empresas de toda la cadena de valor peruana, dijo Eduardo Guevara, expresidente de la empresa estatal, y para eso “necesitamos que opere de forma ordenada” y “establecer claramente los objetivos de la empresa”.
Ahora bien, sostuvo que “una desventaja” de la que ha sido testigo “son los cambios constantes, y no hablo del equipo de Petroperú, sino a niveles gubernamentales: Economía, Energía y Minas. Debemos buscar que los directorios de Petroperú sean más estables y tengan continuidad en el tiempo”.
Para Eleodoro Mayorga, exministro de Energía y Minas, el asunto del Estado empresario no es ni bueno ni malo, pero una vía es combinar los fines de una empresa pública con la responsabilidad financiera de una empresa privada.
“Las petroleras nacionales son diferentes a las privadas. Sin embargo, hoy las petroleras estatales tienen oportunidades nuevas para incursionar en nuevos negocios y cumplir un rol en el campo energético”, indicó Mayorga.
En tanto, Pablo Luna, gerente general de Petroecuador, dijo que la compañía del país vecino atraviesa una “transición” pues Petroecuador ha absorbido a Petroamazonas y “ahora tenemos una sola empresa que maneja toda la cadena de valor: refinación, transporte, comercio… atravesamos un proceso de transformación”.
Ahora la hoja de ruta en Ecuador es ofrecer “algunos campos” a la inversión privada. Petroecuador gestiona el 80% de su producción local aunque son deficitarios en petróleo.
“El gran desafío de la empresa pública es ser más eficiente y generar más rentabilidad para el Estado”, señaló Luna.
Ecuador, en el medio plazo, tiene como objetivo la “bursatilización” de la empresa. Ecuador tiene 22 contratos de servicios específicos con empresas privadas que “hacen inversión en nuestros campos”.