Mientras que fabricantes de autos y otros gobiernos están cada vez más desesperados para asegurarse una cadena de suministro del metal clave para las baterías que están alimentando la revolución de los vehículos eléctricos.
Agencia Reuters.- En el Salar de Uyuni en Bolivia, un llano de sal blanca que parece sacado de otro planeta, Karina Quispe observa con pena desde su empobrecido pueblo cómo se desarrolla una competencia internacional por el depósito de litio más grande del mundo.
En su pueblo de Julaca, al borde del salar, la mayoría de hombres han migrado a Chile en busca de trabajo, porque en la zona casi no hay empleo o beneficios pese a la gran riqueza mineral.
«Este es un pueblo olvidado», dijo Quispe.
Mientras el gobierno boliviano se alista para anunciar un nuevo proyecto de extracción de litio junto a una o más empresas extranjeras, ella tiene esperanza de que su situación cambie.
Bolivia alista su proyecto más ambicioso hasta ahora para explotar el litio, mientras que fabricantes de autos y otros gobiernos están cada vez más desesperados para asegurarse una cadena de suministro del metal clave para las baterías que están alimentando la revolución de los vehículos eléctricos.
Pero el sueño de los pobladores de beneficiarse del litio puede no ser más real que los espejismos relucientes que han hecho famoso al Salar de Uyuni entre los turistas.
El país todavía enfrenta grandes desafíos para cumplir sus metas, según entrevistas de Reuters con más de una decena de funcionarios actuales y anteriores, así como con varios residentes locales.
Entre los mayores obstáculos figuran algunas limitaciones tecnológicas, la creciente resistencia ciudadana, la falta de un marco legal para el litio, y una incipiente batalla dentro del MAS -el partido de gobierno- sobre los impuestos y regalías que se les debería cobrar a las empresas, dijeron las fuentes.
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«Hay yo creo que un entusiasmo exagerado, no es realista», dijo Juan Carlos Montenegro, un ex jefe de la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) durante la presidencia del socialista Evo Morales, quien también pertenece al MAS.
Bolivia espera anunciar antes de fin de mes una asociación con una o más firmas extranjeras para explotar las riquezas del Salar de Uyuni. Hay ocho empresas en competencia, provenientes de China, Rusia, Argentina y Estados Unidos. Pero ninguna de ellas ha explotado litio a escala comercial en el pasado.
Los precios del litio se han disparado este año y fabricantes desde Tesla Inc hasta Volkswagen AG están sufriendo para encontrar litio que puedan comprar.
La gran meta boliviana es producir baterías de litio en el país el 2025, antes de que acabe la gestión del presidente socialista Luis Arce, un miembro del MAS y aliado de Morales. Pero ni siquiera el vecino Chile, que ya es el segundo mayor productor de litio a nivel mundial, ha logrado fabricar baterías localmente pese a explotar el metal hace décadas.
En Potosí, la región boliviana donde está concentrado el litio, las autoridades no esperan lograr una producción significativa del metal hasta al menos el 2030, dijo Juan Téllez, un asesor del gobernador regional. Eso es cinco años por detrás del plazo anunciado por el gobierno central.
Bolivia tiene ya una historia de no poder cumplir sus promesas con respecto al litio. El país sudamericano ha intentado desarrollar la industria varias veces desde la década de 1990, pero ha producido en total solo 1.400 toneladas de litio desde el 2018, según las memorias publicadas por YLB.
Mientras tanto, se espera que el suministro global del metal en el 2022 llegue a unas 600.000 toneladas según la consultora Benchmark Mineral Intelligence.
Bolivia ha invertido cientos de millones de dólares en construir piscinas de evaporación -el método tradicional para producir litio- pero ha producido muy poco en parte porque las sales de Uyuni tienen mucha concentración de magnesio.
El plan de Arce ha sido convocar propuestas de empresas que usan una tecnología diferenciada, llamada «extracción directa de litio». Esa tecnología podría producir litio más rápido, pero necesita infraestructura que no ha sido construida y pone en duda el futuro de la inversión en piscinas de evaporación.
El gobierno de Arce no quiso comentar para esta historia. Una portavoz del presidente dijo que el asunto del litio era delicado y el gobierno prefería no discutirlo.
El viceministro de Altas Tecnologías Energéticas, Álvaro Arnez, dijo en una breve entrevista con Reuters en marzo que el gobierno tenía que poder mostrar resultados concretos para probar que sus ambiciones son serias. Arnez reafirmó la meta del gobierno de producir litio a gran escala y baterías el 2025.
«Lo principal es mostrar resultados», dijo.
«El pasado es el pasado»
Bolivia posee 21 millones de toneladas de litio, más que cualquier otro país, del total mundial de 89 millones de toneladas según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS).
Aunque la USGS no considera el litio boliviano como comercialmente viable, la gran cantidad de litio del país sí ha logrado atraer a algunas empresas importantes.
La lista incluye las startups americanas EnergyX y Lilac Solutions, respaldada por la BMW y el fondo Breakthrough Energy Ventures de Bill Gates. La gran fabricante de baterías china CATL también figura en la lista.
Otras empresas incluyen a la argentina Tecpetrol, la rusa Uranium One y las firmas chinas Fusion Enertech, TBEA Co Ltd y CITIC Guoan Group Co.
EnergyX ha lanzado una campaña más pública que las otras empresas y ha asegurado que va a donar fondos a las comunidades del Salar de Uyuni, así como restado importancia a los riesgos de operar en Bolivia.
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En el pasado, Bolivia ha nacionalizado empresas energéticas y en el 2019 una ola de protestas en Potosí llevó a la suspensión de un acuerdo con la firma alemana ACI Systems para desarrollar baterías de litio.
«Respecto a las experiencias pasadas entre las multinacionales y Bolivia, el pasado es el pasado», dijo Teague Egan, el fundador y CEO de EnergyX, en un comunicado. «Nosotros creemos en, y confiamos, en la visión del gobierno boliviano».
El jefe de otra empresa involucrada en el proceso, que pidió no ser nombrado, dijo que el gobierno «se toma muy en serio el poder aprovechar esta oportunidad».
Mientras que el gobierno de Arce es cercano a Rusia y China, funcionarios estadounidenses dijeron a Reuters que creen que las dos empresas de su país tienen una oportunidad justa de ganar.
Las otras empresas no respondieron a pedidos de comentario.
«Los dueños de estas riquezas»
Incluso si Bolivia logra explotar el litio, hay una batalla incipiente sobre quién debería beneficiarse del recurso.
Durante la colonia, la región de Potosí se convirtió en el mayor proveedor de plata del Imperio Español, ayudando a financiar su poderío por siglos.
Pero las minas de plata de Potosí eran notorias por los millones de indígenas que murieron trabajando en condiciones espantosas. La región es hasta el día de hoy una de las más pobres de Bolivia.
«Aunque éramos el centro de la explotación (de plata) estábamos en la periferia de la economía y la toma de decisiones», dijo Téllez, el asesor del gobernador de Potosí. «Eso es lo que se quiere evitar en el tema del litio».
Potosí es un bastión de apoyo del MAS. El gobernador y los alcaldes de las comunidades del Salar de Uyuni todos pertenecen al partido izquierdista. Pero ellos criticaron a Arce en entrevistas con Reuters, diciendo que el gobierno central estaba tratando de controlar la explotación de litio sin consultarles.
«Actualmente no tenemos absolutamente ninguna determinación, ni siquiera tenemos un canal para expresar una opinión», dijo Téllez.
Eusebio López, el alcalde de Uyuni, el pueblo que le da el nombre al salar añadió que existe hermetismo sobre las próximas decisiones.
La propuesta del gobierno boliviano es crear asociaciones entre la estatal YLB y las empresas extranjeras, dijo el viceministro Arnez. YLB se quedaría con el 51% de la compañía y la misma parte de las ganancias.
Pero para hacer eso, primero hay que cambiar la ley boliviana, que no permite en la actualidad que las empresas extranjeras participen de la explotación del litio.
Las autoridades locales y otros líderes de Potosí están tratando de usar la posibilidad de una nueva ley para presionar por otros cambios, entre ellos que se aumente el porcentaje de regalías que las empresas pagarían a Potosí y las comunidades del salar.
«Como los dueños de estas riquezas (…) obviamente nosotros tenemos que ser los mas beneficiados alguna vez en la vida», dijo López, el alcalde de Uyuni.
Actualmente, las empresas mineras deben pagar una regalía de 3% de sus ventas a la región productora. La gobernación de Potosí está impulsado un cambio para quintuplicar esa cifra a 15% de las ventas.
Mientras, la organización que impulsó las protestas del 2019 -el Comité Cívico Potosinista, conocido como Comcipo- ya está amenazando con salir a las calles si no suben las regalías.
«Si no hace caso el gobierno, Potosí de nuevo se va a levantar para defender su recurso», dijo Roxana Graz, la actual presidenta de Comcipo.
En la planta estatal de YLB, pocos de los cerca de 700 trabajadores son de las comunidades locales, se lamentó Karina Quispe, la pobladora de Julaca.
«Potosí tiene minerales, tiene el litio», dijo Quispe. «Y la gente debería haber recibido algo de este lado».