INTERNACIONAL. El crecimiento de 6,5% que registró la economía china en el tercer trimestre, respecto al mismo período del año anterior, se ubicó levemente por debajo de lo esperado, confirmando la desaceleración de la actividad.
No obstante, las medidas de rebajas de impuestos que acaba de anunciar el gobierno son una señal de que las autoridades quieren introducir mayor impulso a la actividad y no dejarán que se desacelere con tanta fuerza, dice Jorge Cariola, subgerente de Estrategia Global de Inversiones Security.
La desaceleración económica sigue dentro de los planes de las autoridades chinas, pero en opinión del ejecutivo, probablemente van a seguir balanceando las cosas con anuncios como este, recortes en las tasas de encaje de los bancos o alguna otra medida de estímulo y, por otro lado, continuarán avanzando hacia una economía que crece a tasas algo menores y en resolver los excesos de deuda que se ven en algunos sectores.
El anuncio impulsó un alza en el precio del cobre, que subió 1,49%, llegando a US$ 2,85 la libra. Cariola estima que la cotización del metal se mantendría en niveles similares al actual en el corto plazo, aunque con mayor volatilidad.
“Para el próximo año, la demanda de China debiera continuar sólida, en la medida en que el desarrollo del país seguirá necesitando obras de infraestructura para soportar la migración rural-urbana”, señala. En un entorno global más estable, pero algo menor al estimado a comienzos de año, prevé un alza moderada en el precio del metal, pero que “no representaría un gran impulso para la economía chilena”.
La actividad económica en China aún no muestra efectos de la mayor tensión comercial con EE.UU., sostiene el economista del grupo Security. Pese a que algunos indicadores han mostrado un deterioro, lo asocia más al proceso gradual de desaceleración que han planificado las autoridades y a las condiciones financieras más restrictivas impulsadas a fines de 2017 y primera parte de este año.
El aumento de las tarifas aduaneras por parte de EE.UU., actualmente vigente, afecta principalmente al equipamiento industrial y otra porción solo comenzó a aplicarse en septiembre a una tasa de 10%, que subiría a 25% a comienzos de 2019, de no mediar un acuerdo previo. De esta forma, Cariola destaca que las exportaciones chinas continúan creciendo, incluso a EE.UU., aunque estas últimas podrían ser un anticipo para evitar los gravámenes.
Estima que las tarifas aduaneras vigentes podrían significar un crecimiento medio punto menor al escenario base. Pero si se incorporan los demás anuncios que ha hecho el gobierno de EE.UU., el impacto podría duplicarse, aunque también debería considerarse que el comercio podría canalizarse a otros destinos o que las autoridades chinas apliquen mecanismos de estímulo para limitar el impacto.
Sobre este último punto, hace notar que por ahora la política cambiaria china ha sido más activa que los canales de estímulo fiscal y monetario. Desde 2015 ha ido transitando a un régimen de tipo de cambio algo más flexible, en particular respecto al dólar, pero todavía hay un manejo de su moneda en relación a una canasta de paridades. En lo que va del año, el tipo de cambio chino se ha depreciado 6,5% respecto del dólar y 3,5% contra la canasta de referencia, lo que ha hecho a las exportaciones chinas más competitivas a nivel global.
Cariola observa que incluso de no mediar el conflicto con EE.UU., la trayectoria futura del crecimiento chino sería a la baja, más basada en el consumo interno. La expectativa de los analistas para el crecimiento de China se ha mantenido para 2019 y descendido desde 6,2% a 6% para 2020.