El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca reorientará la política energética del país hacia la maximización de la producción de petróleo y gas y se alejará de la lucha contra el cambio climático.
Reuters.- El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca reorientará la política energética del país hacia la maximización de la producción de petróleo y gas y se alejará de la lucha contra el cambio climático, pero es poco probable que la victoria republicana en las elecciones presidenciales del martes frene drásticamente el auge de las energías renovables en Estados Unidos.
Entre los obstáculos para que Trump cambie el escenario se encuentra una ley de la era Biden que proporciona una década de lucrativos subsidios para nuevos proyectos de energía solar, eólica y otras energías limpias y que sería casi imposible de derogar gracias al apoyo de estados republicanos, mientras que otras palancas disponibles para el próximo presidente solo tendrían un impacto marginal, dicen los analistas.
«No creo que un presidente Trump pueda ralentizar la transición», dijo Ed Hirs, miembro de Energía de la Universidad de Houston. «Esto está muy avanzado.»
Las fuentes de energía renovable como la solar y la eólica son los segmentos de más rápido crecimiento en la red eléctrica, según el Departamento de Energía, impulsados por créditos fiscales federales, mandatos estatales de energía renovable y avances tecnológicos que han reducido sus costos.
En 2022, el presidente Joe Biden promulgó la Ley de Reducción de la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés), que garantiza miles de millones de dólares de subvenciones a la energía solar y eólica durante otra década, como parte de su esfuerzo más amplio por descarbonizar el sector eléctrico para 2035 con el fin de luchar contra el cambio climático.
Antes de las elecciones, Trump tachó la IRA de demasiado cara y prometió rescindir todos los fondos no gastados asignados por la ley, una amenaza que, de cumplirse, podría echar un jarro de agua fría sobre el auge de las energías limpias en Estados Unidos.
Pero para ello sería necesario que los parlamentarios, incluidos aquellos cuyos estados se han beneficiado de inversiones relacionadas con la IRA como fábricas de paneles solares, parques eólicos y otros proyectos, votaran a favor de derogarla.
«Los puestos de trabajo y los beneficios económicos han sido tan fuertes en los estados rojos (republicanos), que es difícil ver a una Administración llegar diciendo que no nos gusta esto», dijo Carl Fleming, socio del bufete de abogados McDermott Will & Emery, que asesoró a la Casa Blanca de Biden sobre la política de energía renovable.
Muchos de los aliados de Trump también se benefician de la IRA a través de sus inversiones en tecnologías de energía limpia, según ha informado Reuters anteriormente.
Fleming dijo que Trump podría, sin embargo, ralentizar los procesos en los márgenes obstaculizando a las agencias federales que entregan subvenciones y préstamos de la IRA, o reduciendo el arrendamiento federal para sectores como la energía eólica marina.
El Gobierno de Biden se ha apresurado a asegurarse de que gasta la mayor parte de los fondos de subvención disponibles en el marco de la IRA antes de que llegue un nuevo presidente, según ha informado Reuters anteriormente.
Una forma en que Trump podría ralentizar la transición es mediante una acción ejecutiva que modifique el arrendamiento de tierras públicas, según los analistas. La Administración Biden había tratado de ampliar las subastas de arrendamientos para la energía eólica marina en aguas federales, junto con la energía solar y eólica en tierra.
«Creo que se daría más preferencia a la extracción de combustibles fósiles en tierras y aguas públicas», dijo Tony Dutzik, director asociado y analista político de Frontier Group, un grupo de reflexión sobre sostenibilidad sin ánimo de lucro.
Esto podría tener un gran impacto en la industria eólica marina, que pretende ubicar sus proyectos en aguas federales. La mayoría de los proyectos solares y eólicos terrestres se ubican en propiedad privada, al igual que la gran mayoría de las perforaciones de petróleo y gas.
Trump ha dicho que tiene la intención de acabar con la industria eólica marina «el primer día», con el argumento de que es demasiado cara y representa una amenaza para las ballenas y las aves marinas, un dramático cambio de política después de que su primera Administración apoyara el desarrollo eólico marino.
Según Bernstein Research, es probable que Trump promulgue una moratoria sobre la venta de nuevos contratos de arrendamiento de parques eólicos marinos.
Mientras tanto, la producción de combustibles fósiles de Estados Unidos probablemente seguirá siendo la misma con Trump, según los expertos. Estados Unidos ya se ha convertido en el mayor productor mundial de petróleo y gas, bajo el mandato de Biden, gracias a un auge de la perforación en yacimientos como la Cuenca Pérmica, bajo Texas y Nuevo México.