El informe sugiere que el sector de las baterías sigue compitiendo con el acero y otros sectores por el níquel de clase 1.
Es probable que los fabricantes de vehículos y baterías se enfrenten a desafíos persistentes a largo plazo para satisfacer la demanda en 2030, advirtió un nuevo informe de McKinsey & Co.
Garantizar un suministro confiable de materias primas críticas para baterías será crucial para el impulso global hacia el cero neto, especialmente con la demanda de vehículos eléctricos a batería (BEV) repuntando dentro de cinco años, dice la consultora.
Según las estimaciones de McKinsey, la demanda mundial de vehículos de pasajeros con batería de litio se multiplicará por seis entre 2021 y 2030, y las ventas unitarias anuales aumentarán de 4,5 millones a aproximadamente 28 millones durante ese período.
«La demanda superará la oferta básica de ciertos materiales, lo que requerirá inversiones adicionales y amenazará con generar escasez y volatilidad de precios, entre otros desafíos», alertó McKinsey & Co.
Según el documento los fabricantes de equipos originales para automóviles están prestando más atención a la reducción de las emisiones de Alcance 3 (gases de efecto invernadero liberados fuera del control directo de una organización, pero que esta afecta indirectamente) derivadas del uso de materiales. Estos contribuyen con una gran parte de lo que emiten las baterías, por lo que la obtención de materiales para baterías se ha vuelto cada vez más importante para los productores de baterías.
También puedes leer: Teako anuncia un acuerdo de compra de acciones
Riesgos
El informe de McKinsey señaló que los fabricantes de baterías utilizan más del 80% de todo el litio que se extrae hoy en día, y esa proporción podría aumentar al 95% para 2030. El estudio sugiere la posibilidad de una ligera escasez en 2030, ya que el sector de las baterías sigue compitiendo con el acero y otros sectores por el níquel de clase 1.
«En el caso del níquel, los temores de escasez provocados por el cambio a los vehículos eléctricos ya han provocado importantes inversiones en nuevas minas, en particular en el sudeste asiático, pero será necesario aumentar aún más la oferta», indica.
Asimismo se espera que la participación del cobalto en la combinación química de las baterías disminuya, la demanda absoluta de cobalto para todas las aplicaciones podría aumentar un 7,5% al año entre 2023 y 2030. Mientras tanto, se proyecta que el suministro de manganeso crecerá moderadamente hasta 2030.
Perspectivas
El estudio de McKinsey modeló dos escenarios para el equilibrio de oferta y demanda en 2030.
En el caso base, solo alrededor del 20% del suministro de HPMSM (sulfato de manganeso monohidratado de alta pureza) cubrirá los requisitos de las aplicaciones de baterías (30% si se realizan todos los proyectos anunciados), que a su vez representarán solo alrededor del 5% de la demanda total de manganeso.
McKinsey agregó que si bien la demanda general de baterías y materias primas está aumentando rápidamente, la oferta seguirá concentrada en gran medida en unos pocos países: Indonesia para el níquel; Argentina, Bolivia y Chile para el litio; y la República Democrática del Congo para el cobalto.
Mientras tanto, el refinamiento generalmente tiene lugar en otros lugares, a menudo en China (para el cobalto y el litio), Indonesia (níquel) y Brasil (niobio).