«El objetivo es claro. Posicionar a nuestros países (Bolivia, Chile, Argentina y Perú) como potenciales impulsores de nuevas formas de almacenamiento de energía que permitan superar la utilización de los combustibles fósiles», dijo.
Reuters.- El presidente boliviano, Luis Arce, dijo el jueves que estaría dispuesto a diseñar una política de litio junto a otros países latinoamericanos para beneficiar a sus economías y proteger el lucrativo recurso del intervencionismo estadounidense.
Se calcula que Bolivia tiene 21 millones de toneladas de recursos de litio sin explotar, la mayor cantidad del mundo, que se encuentran en una zona de extensos salares que delimitan el llamado «triángulo del litio», que también se extiende por el norte de Chile y Argentina.
«Gravitar en el mercado de manera soberana, con precios que beneficien a nuestras economías, debe ser algo que nos una. Y una de las formas, ya planteada por el presidente Andrés Manuel López Obrador (de México), es pensar en una suerte de OPEP del litio», dijo Arce.
«No queremos que nuestro litio esté en los ojos de ningún Comando Sur, ni sea motivo de desestabilizaciones a gobiernos democráticamente electos o acosos externos», agregó.
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Sus comentarios se producen 15 días después de que la general del Comando Sur de Estados Unidos, Laura Richardson, dijera en una audiencia del Congreso que China estaba explotando los recursos de la región y que sus acciones podrían obstaculizar las condiciones de inversión privada.
«No invierten, extraen», dijo Richardson.
El mayor productor de litio del mundo es la minera estadounidense Albermarle, que opera en el norte de Chile.
Empresas estadounidenses como Livent Corp también están preparadas para suministrar litio argentino a BMW.
El segundo productor más grande, SQM de Chile, estaba en manos de aproximadamente el 24% de Tianqi Lithium Corp de China a fines de 2021. El gigante chino de baterías CATL y Ganfeng Lithium también han aumentado su presencia en América Latina.
La demanda de litio, utilizado en baterías recargables para automóviles y productos electrónicos, elevó los precios del metal a más de 85.000 dólares por tonelada a fines del año pasado.
«El objetivo es claro. Posicionar a nuestros países (Bolivia, Chile, Argentina y Perú) como potenciales impulsores de nuevas formas de almacenamiento de energía que permitan superar la utilización de los combustibles fósiles», concluyó.