Los resultados que hasta el momento han arrojado los proyectos mineros considerados pieza clave para la reactivación económica no han sido ajenos a la pandemia, lo que ha afectado su avance en más de un 80% para el inicio de producción.
Mientras que la extracción de oro, a gran escala y producción industrial (Gepi) sigue su curso, pero a paso lento, y cuyos resultados no se verían sino hasta finales del 2022 con varias iniciativas consideradas de Proyectos de Interés Nacional Estratégico (Pine), el cobre, metal de la transición energética, ya está dando los primeros pasos.
Sin embargo, los frutos de la extracción cuprífera no se verán antes de dos años para los proyectos con más avance, y de siete para los títulos que hace poco fueron entregados para desarrollo.
“El cobre y el oro son los dos minerales con los que se le apostará a la diversificación de la canasta minera con la identificación de 30 proyectos que, de desarrollarse a 2024, significarán la atracción de US$5.000 millones de inversión y la generación de 7.000 empleos en el país”, afirmó el ministro de Minas y Energía, Diego Mesa.
BALANCE AURÍFERO
En cuanto a la operación aurífera, tres iniciativas Gepi: Gramalote, Marmato y Soto Norte, que en un inicio fueron estructurados por el Gobierno para la reactivación, prácticamente no alcanzarían a iniciar su desarrollo en el actual período.
De los tres proyectos, el de Gramalote, es el más adelantado para su desarrollo. Si bien ya tiene la licencia de la Anla, antes de iniciar su montaje y entrada en operación debe cumplir con varios requisitos de esta entidad.
Juan Camilo Nariño, presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), señaló que “para el 2022 esperamos que con la entrada de la etapa de construcción y montaje de este proyecto, se contribuya con mayor fuerza a la reactivación económica, como parte de las iniciativas de oro que generarán más de 2.000 empleos”.
Por su lado, el proyecto de Marmato, ya tiene la autorización de la Anla para realizar un ajuste, vía seguimiento, a la licencia, e iniciaría su tarea a finales del 2022.
Y para la iniciativa de Soto Norte, la Anla confirmó en febrero pasado el archivo del trámite administrativo de evaluación de licencia ambiental presentado por Minesa, pero esta compañía anunció que nuevamente presentará el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para tramitar la respectiva licencia.
El presente cuatrienio no se irá en blanco con la puesta en marcha de nuevos complejos de oro, ya que en diciembre del 2020 comenzó la operación del complejo Buriticá que opera la empresa Zijin Contiental.
“El proyecto tiene como propósito, en un ciclo de más de una década, aportar en una industria y en una economía más de 3,7 millones de onzas del metal”, resaltó el presidente de la República, Iván Duque.
EL PAÍS PELA SU COBRE
Según lo informado por El Portafolio, son ocho los proyectos para la producción industrial a mediana y gran escala de cobre. Además de la iniciativa de Quebradona, están El Roble, Volador, Mandé Norte, El Carmen, San Matías, Cómita y Pantanos.
El único complejo que actualmente está en producción es El Roble, los restantes siete están en proceso de licenciamiento. El más adelantado es Quebradona, y cuyo proceso para solicitar la licencia ante la Anla comenzó a finales de 2019.
Así mismo, la nación estrenó la Ronda Minera 2021 con otras cuatro zonas que entregó recientemente en La Paz y San Diego (Cesar) y Urumita y La Jagua del Pilar (La Guajira) para la producción de cobre.
“Para que este metal sea eje central en la minería se deben desarrollar varios proyectos en el territorio nacional. Esto tomará muchos años y no será sino hasta dentro de una década o más que veamos un cambio significativo en su producción”, dijo Nicolás Arboleda, asociado de Energía, Minas e Infraestructura de Baker McKenzie.
CARBÓN, EN CAÍDA
La materia pendiente corre por cuenta de la operación carbonífera, ya que el precio del mineral, sumado a la pandemia y la huelga de tres meses en el caso del Cerrejón llevó a que más del 60% de la operación se contrajera en los últimos 15 meses en La Guajira y Cesar.
Solo, ha logrado sacar la cara el carbón coque que se produce en el interior del país gracias a su cotización internacional.
Al caso de Cerrejón, se sumó el anuncio de las mineras Prodeco y CNR para cerrar sus respectivas operaciones carboníferas en el Cesar, con el argumento que no les cuadraba la ecuación financiera para desarrollar la producción, debido al comportamiento a la baja en la cotización del mineral.
“El Ministerio de Minas y Energía debería cambiar los indicadores para establecer los precios de referencia con el fin de calcular regalías para que reflejen el mercado asiático. Esa es la realidad hoy. Las operaciones de carbón son fundamentales para el país por virtud de los ingresos que generan y del impacto social en los municipios en los que operan”, señaló Hernán Rodríguez, socio de Dentons Cárdenas & Cárdenas.
Cabe recordar que, según datos de la ACM, el país como quinto exportador mundial del mineral, produjo 49,5 millones de toneladas de carbón en el 2020, en comparación con las 82,4 millones de toneladas del 2019.
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