MINERÍA. 4.35 millones de toneladas de cobre para la energía solar y eólica en 2025. Dado que las ventas de vehículos eléctricos se aprestan a experimentar un aumento vertiginoso, se podría pensar que el sector automotor será el mayor impulsor del crecimiento de la demanda de cobre durante la próxima década. Pero no.
Es así como lo ven analistas de BMO Capital Markets Ltd., quienes dicen que la demanda adicional del sector de las energías renovables será casi tres veces más elevada que el crecimiento visto en el sector automotor.
La utilización cada vez mayor de paneles solares y turbinas eólicas contribuirá a hacer subir los precios y desatará una búsqueda global de nuevas fuentes de abastecimiento. En tanto, el mercado se encamina hacia un déficit, dijeron los analistas del banco en una nota por correo electrónico.
Las instalaciones solares y eólicas incrementarán el uso anual del cobre en 4.35 millones de toneladas métricas para el 2025, según BMO. Esto equivale a 15% del consumo global actual, y se compara con el salto en la demanda de 1.5 millones de toneladas que se prevé en el sector automotor a medida que las ventas de vehículos eléctricos vayan adquiriendo ritmo.
“Los vehículos eléctricos serán los mayores motores de la demanda de materias primas como el cobalto y el níquel, pero en realidad, en el caso del cobre, la mayor parte del crecimiento provendrá del sector de las energías renovables”, dijo telefónicamente desde Londres Colin Hamilton, director ejecutivo para investigación en materias primas de BMO.
No resultará fácil encontrar el cobre para alimentar el boom de las energías renovables. Los proyectos actuales en marcha y con probabilidades de realización se hallan en el nivel más bajo en este siglo y serán necesarios precios más altos para incentivar a las compañías mineras a buscar nuevos depósitos, según BMO.
El banco elevó su pronóstico de precios a largo plazo un 7% hasta US$ 7,165 la tonelada, y prevé que el cobre se negociará por encima de ese nivel los próximos dos años a medida que el mercado avance hacia un déficit de oferta.
“Un cambio en los precios de las materias primas a largo plazo debería ser un hecho excepcional y sólo se produciría si hay un vuelco marcado en las perspectivas a futuro”, dijeron los analistas de BMO. “Para nosotros, ese hecho es el cambio radical que prevemos en las expectativas de demanda impulsadas por las energías renovables y por los vehículos eléctricos”.