MINERÍA. Siete años ha durado el compás de espera para la población oroína. Cuando en el 2008 el gobierno decidió paralizar las operaciones del Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO), por incumplimiento financiero y ambiental de su operador, la estadounidense Doe Run, nadie imaginó que dicha determinación iba a tener efectos tan duraderos.
Hoy, entrado el 2015, 30 mil oroínos ha abandonado su ciudad por falta de trabajo y oportunidades de negocios, derivadas de la paralización del CMLO. Y otro tanto ocurre con la minería de centro del país, que pierde dinero por vender sus productos sin refinar, es decir, con menor valor agregado.
De allí la urgencia de subastar los activos de Doe Run. El objetivo es claro: atraer al inversionista capaz de financiar los proyectos productivos y ambientales que el complejo de La Oroya requiere para volver a operar.
¿Cuándo se concretará la venta? El cronograma de la subasta internacional será aprobado hoy por la Junta de Acreedores de Doe Run. Y es con este motivo que creemos pertinente enumerar los beneficios que la reanudación de actividades en el complejo La Oroya aportará al centro del país.
BENEFICIOS ECONÓMICOS
1. Edwin Escalante, vicepresidente comercial de Doe Run, estima que la reactivación del complejo de La Oroya generará un valor agregado de US$500 millones anuales por concepto de exportación de metales refinados.
“Actualmente, las minas del centro del país exportan su producción bajo la forma de concentrado, que tiene menos valor en el mercado pues incluye impurezas (como arsénico) que solo el CMLO puede limpiar”, explica.
2. El complejo de La Oroya, una vez operativo, demandará materiales, repuestos y servicios por US$135 millones anuales (el 80% de procedencia nacional).
3. Dará impulso a los sectores metal-mecánico e industrial. “El CMLO solía facturar US$160 millones en ventas anuales de zinc, plomo y cobre a fabricantes nacionales”, apunta Escalante. Cabe señalar que los fabricantes locales de baterías se ven obligados a comprar plomo refinado en el exterior.
4. Al ser la principal actividad manufacturera de Junín, la reanudación de actividades en el CMLO posibilitará la reapertura de comercios hoy cerrados en la región.
5. Incrementará la competitividad de la minería peruana, al limpiar de impurezas los minerales que estas producen en el centro del país. “Sin el CMLO, el concentrado que las minas exportan se penaliza [con un menor precio] en el mercado internacional”, refiere Escalante.
6. Podría procesar parte del mineral de la mina Toromocho, que adolece de un elevado contenido de arsénico.
BENEFICIOS SOCIALES
7. La reactivación del CMLO posibilitará el regreso de los 30 mil oroinos que – según el INEI – han abandonado la ciudad por falta de oportunidades laborales.
8. Dará empleo, inicialmente, a 1.300 trabajadores. Pero generará 16 mil puestos indirectos.
«La venta es una buena noticia para la fuerza laboral. Hay 2,400 trabajadores esperando la llegada de la inversión», indica Juan Cangalaya, asesor laboral.
BENEFICIOS AMBIENTALES
9. Lo más importante es que el nuevo operador deberá respetar las estrictas normas ambientales vigentes en la actualidad. Al efecto, deberá invertir US$180 millones en la modernización del circuito de cobre, uno de los tres con que cuenta el complejo de La Oroya (los otros son los de zinc y plomo).
10. Adicionalmente, deberá invertir una cantidad mayor en adecuar los tres circuitos de producción a los nuevos Estándares de Calidad Ambiental del Aire (ECA). Según Right Businnes, anterior administrador concursal, esta inversión superaría los US$500 millones. “El reinicio de operaciones en el CMLO implicará tener una operación más limpia que en cualquier momento de su historia”, concluye Escalante.
Fuente: El Comercio