La minería en Perú es más que una fuente de recursos; es un catalizador del desarrollo regional.
Por: Brenda Peláez De La Flor, Socia y Advisor de Anka Safi, experta en Minería y desarrollo económico.
La minería en Perú no solo es un motor económico nacional, sino también un agente clave en el desarrollo regional. Su impacto abarca múltiples dimensiones: desde la generación de empleo y la mejora de infraestructura hasta la educación y la salud. A través del canon minero, regalías y derechos, los gobiernos regionales reciben recursos significativos que se traducen en obras y proyectos en beneficio de las comunidades locales.
Prueba de ello es que, entre enero y agosto de 2024, las regiones de Arequipa, Áncash, y Apurímac han liderado la recepción de transferencias provenientes de la actividad minera, superando los S/5 mil millones en conjunto. Este flujo de recursos ha permitido implementar proyectos de infraestructura vial, construcción de hospitales y mejora de colegios en estas regiones, facilitando un entorno más propicio para el desarrollo económico y social.
El impacto de la minería se extiende más allá de las obras públicas. Cada empresa minera ha asumido un rol activo en la creación de valor social mediante proyectos como la construcción de hospitales, la implementación de programas educativos y la otorgación de becas. Estas iniciativas no solo mejoran la calidad de vida de los pobladores, sino que también potencian el capital humano, preparando a las nuevas generaciones para un mercado laboral más competitivo y diversificado.
Un ejemplo destacado en educación es el que viene realizando la Compañía Minera Antamina, que ha implementado programas integrales para mejorar la educación en las regiones donde opera. Esta empresa ha invertido significativamente en la construcción y renovación de infraestructuras educativas, proporcionando aulas equipadas con tecnología moderna para facilitar un aprendizaje más efectivo. Además, Antamina ha desarrollado programas de capacitación técnica en colaboración con institutos locales, enfocándose en áreas como la mecánica y la tecnología minera, que son esenciales para el desarrollo económico de la región.
Por su lado, en el ámbito de la salud, la minería ha contribuido significativamente a la construcción de hospitales y centros de salud, lo que ha mejorado el acceso a servicios médicos en zonas tradicionalmente desatendidas. El ejemplo más destacado es la construcción del Hospital Regional de Apurímac, que ha incrementado la capacidad de atención médica en una de las regiones más importantes en términos de producción minera.
Ahora, si bien se pueden apreciar diversas iniciativas importantes que contribuyen con el desarrollo del país de manera progresiva, una propuesta emergente es que las empresas mineras contribuyan a la capacitación en inversiones para los pobladores locales. Este enfoque podría transformar la dinámica económica de las regiones, brindando a las familias un mejor entendimiento de cómo gestionar y multiplicar sus recursos. La educación financiera se convierte así en una herramienta esencial para fortalecer las finanzas familiares, promoviendo una mayor inclusión económica y el empoderamiento de las comunidades.
La minería en Perú es más que una fuente de recursos; es un catalizador del desarrollo regional. El compromiso del sector con la creación de valor compartido ha sido fundamental para mejorar la calidad de vida en las distintas regiones mineras. Sin embargo, el desafío futuro radica en consolidar estos avances mediante una mayor descentralización económica y una gestión eficiente de los recursos.