Además se conformarían unidades gestoras de proyectos con foco en el cierre de brechas.
El presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), Víctor Gobitz, indicó que nuestra robustez macroeconómica da un claro indicio de que el cierre de brechas no es intrínsecamente un problema de carencia financiera, sino que «pasa por reducir la informalidad laboral, promover de manera más decidida la inversión formal e implementar una gestión pública más madura».
En este último aspecto, para Gobitz, el involucramiento del sector privado es esencial y prioritario. Así, «una gestión pública más madura evitaría que, por ejemplo, en la región Áncash, solo en el último año no se lograra ejecutar los S/1,400 millones presupuestados».
«El objetivo de este trabajo público-privado estaría en la formulación consensuada de planes de desarrollo territorial y la conformación de unidades gestoras de proyectos con criterios claros de transparencia y eficiencia en el uso de recursos públicos, con foco en el cierre de brechas», remarcó.
Asimismo, señaló que la ciudadanía informada sería la responsable de custodiar este mandato de alcance multianual.
«Las fuentes principales de financiamiento de estos planes serían las transferencias recibidas por concepto de canon minero y la formulación de Obras por Impuestos», acotó.
Caso Antamina
El también gerente general de Antamina recordó que para el caso de la minera, se han comprometido a implementar un programa que priorice el cierre de brechas sociales que consolide las potencialidades productivas, mediante una colaboración público-privada, focalizada en lo que denominan Área de Influencia Operativa, «un concepto que trasciende lo técnico y legal y que incorpora a todas las comunidades relacionadas con nuestra huella operativa».
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«Este concepto abarca desde nuestra zona de operaciones mineras hasta el puerto de embarque de minerales en Huarmey, incluyendo a los territorios vinculados al recorrido de nuestro concentraducto, tal como el caso de la comunidad campesina de Aquia», explicó.
Estos programas de cierre de brechas, destacó Gobitz, requieren espacios de diálogo, sin violencia o coerción.
«Solo así construiremos un futuro más próspero para las futuras generaciones. Vivimos tiempos complejos, vemos que un número significativo de factores interrelacionados están impidiendo alcanzar consensos», advirtió.
Sin embargo, «si partimos por dilucidar el objetivo común que perseguimos, será más sencillo concertar una solución sostenible y alcanzable a lo largo del tiempo».