No hay autoridad. El campamento es el corazón de la minería ilegal en esta región, donde viven y trabajan más de cinco mil personas, y se estima que genera un movimiento de 30 millones de dólares al año. En ese lugar abundan las maquinarias, víveres y servicios que requieren esa actividad ilícita y escasean los policías. La falta de control afecta la política de interdicción del gobierno central.
En la quincena de junio pasado un fuerte operativo de interdicción, denominado ‘Principio de autoridad IV’ y encabezado por el ahora ministro del Interior, Daniel Urresti, fue presentado con una megaintervención que destruyó la zona de La Pampa, el principal bastión logístico de la minería ilegal en Madre de Dios.
Sin embargo, luego de tres meses, La República estuvo en el centro mismo de La Pampa, ubicado en plena Carretera Interoceánica, entre los kilómetros 105 y 107, a casi dos horas en automóvil desde la ciudad de Puerto Maldonado.
Con una corta estancia de casi tres horas pudimos comprobar que el movimiento comercial de víveres y artefactos electrónicos, como de bares y casas de cita, se realiza con total normalidad, a plena luz del día, y a vista y paciencia de los pobladores.
«La Pampa es un campamento logístico que sostiene la minería ilegal en Madre de Dios», señaló Manuel Calloquispe, periodista y activista del medio ambiente en Puerto Maldonado.
Los transeúntes que pasan con movilidad por la Carretera Interoceánica inevitablemente perciben este panorama desolador, así como un paisaje sombrío, de vegetación y fuentes de agua devastada por el cianuro y el mercurio, sello característico de la fiebre por el oro en plena amazonía.
Al caminar por las calles de este campamento, donde se mueven más de US$ 30 millones generados por la ilegal extracción de oro, no se aprecia ningún efectivo policial.
La autoridad brillaba por su ausencia, a pesar de que a primera vista uno sabe que en este lugar no suceden cosas buenas, y las miradas vigilantes son cada vez más amenazantes a medida que se percatan de la presencia de personas que no viven en la zona.
La mayoría de las casi 5.000 personas que trabajan en La Pampa no nacieron en Madre de Dios, pues llegaron de las regiones vecinas de Puno o Cusco, por lo que la vigilancia es extrema para salvaguardar sus negocios.
Al borde del mediodía, decidimos entrar a un restaurante, donde las condiciones higiénicas no eran las mejores, pero los precios que se cobraban eran como de establecimiento de lujo.
Una galleta que puede costar en Lima 50 céntimos, en La Pampa llega a S/. 2,00. Una gaseosa mediana que en la ciudad capital está S/. 2,00, en La Pampa la venden a S/. 5,00. Una cerveza alcanza los S/. 15,00.
El menú, consistente en un plato de chilcano y otro de cebiche de paco (pescado de la selva), nos costó S/. 15,00, que más allá de su preparación, comimos con agrado para no despertar sospechas.
Las motos entraban y salían de este rústico complejo comercial donde se puede e ncontrar desde prendas de vestir simples (polos, shorts, sandalias) hasta celulares de todas las marcas y de última generación, cuyos precios se duplicaban y hasta se triplicaban, como se constató en un par de tiendas.
«Todos los productos vienen de Arequipa, Puno y Cusco, por ello la riqueza que se genera con la minería ilegal solo el 30% se queda en Madre de Dios», cuenta el alcalde de Tambopata, Oswaldo Rosales.
Es preciso indicar que de La Pampa parten trochas con rumbo a los asentamientos del llamado «corredor minero», donde los mineros ilegales pueden acceder a la formalización tras los decretos legislativos del 2012.
El plazo para cumplir con estos decretos expiró en abril pasado, pero fue ampliado un año más por el gobierno, extendiendo con ello no solo la impunidad de los delitos ambientales, sino colateralmente también la trata de personas.
En este pueblo construido improvisadamente con establecimientos y viviendas de madera y plástico, operan más de 40 casas de cita, resultado de la trata de mujeres y niñas, además de cerca de 25 bares, cerca de 20 hostales y varias tiendas de reparación de motores y venta de combustible.
Todos estos locales no cuentan con licencia, ni siquiera como bar o cantina, ya que son fruto de las sucesivas invasiones en la zona de amortiguamiento de la Reserva Nacional de Tambopata.
Según el periodista Calloquispe, increíblemente la Municipalidad de Inambari les ha otorgado certificados de posesión, e incluso se reconoce a La Pampa como centro poblado.
En La Pampa se encuentran los «prostibares» más grandes de Madre de Dios. «California», «Miss Sagitario» y «Caracas de la Noche» pueden albergar a 50 chicas cada uno, traídas por sus dueños de todos los rincones del país.
«En esta zona, que es el foco de la ilegalidad y los negocios más turbios, no solo de minería ilegal, prostitución, contrabando, también se da el tráfico de drogas», señaló Calloquispe.
Agregó que al volverse tierra de nadie, todos los días por lo menos hay un muerto a causa de disputas o peleas entre gente de mal vivir de la zona.
En tanto el alcalde Oswaldo Rosales señaló que muchas veces se ha propuesto poner un puesto policial para controlar La Pampa, pero nunca se llegó a concretar.
EN MAZUKO
Tras recorrer La Pampa, la Interoceánica desemboca en Mazuko, capital del distrito de Inambari, donde confluyen las vías de Cusco y Puno, convirtiéndose en puerta de entrada de todo lo ilegal, incluidos la trata de menores y el tráfico de combustibles.
Asimismo, esta situación de parálisis de la formalización ha creado un efecto contrario a lo que se pensaba, pues, según nos dijeron, empuja a los mineros informales a la ilegalidad.
«La comercialización del oro en Mazuko ha bajado: el precio está menos, hoy llega a S/. 80 el gramo, cuando hace año y medio estaba más de S/. 150», comentó a La República un comprador de oro en la plaza principal de Mazuko.
Por ello, muchos mineros de este centro poblado se están trasladando a La Pampa donde les pagan más de S/. 100 por gramo de oro.
Otro efecto colateral de la minería ilegal es que Madre de Dios tiene una demanda específica de combustible diez veces mayor a la de cualquier otro departamento en el Perú. ¿Para qué sirve? Principalmente para el funcionamiento de dragas, motobombas y la maquinaria pesada encargada de destruir la selva en el proceso de extracción del oro, según el Osinergmin.
Se estima que en Madre de Dios, el 85% de diesel 2 y el 30% de gasolinas vendidas por establecimientos de venta al público de combustibles tienen como destino la minería aurífera.
Según denuncias de los pobladores de Mazuko, para el ingreso de combustible en las zonas de explotación de oro algunos efectivos de la policía cobrarían por cada cilindro 50 soles.
CLAVES
Ganancias. La minería ilegal ha facturado más de US$ 3.400 millones durante el periodo de enero del 2007 y junio del 2014, según un reciente informe de la Unidad de Inteligencia Financiera.
Titulación. En toda la región de Madre de Dios, un total de 2.049 mineros cuentan con títulos de concesión, y el resto –casi 28 mil– trabajan como «invitados» de los titulares de los predios concesionados.
Superposición. En 1.100 concesiones (53% del total) se presenta el problema de la entrega de un mismo territorio para diferentes usos (agrícola, forestal, minero) de la tierra.
Fuente: La República