La industria minera tiene un impacto económico muy importante en el país, el que puede acrecentarse si el portafolio de proyectos logra concretarse completamente. Además, es un sector que ha ganado una vasta experiencia como consecuencia de gestionar la crisis sanitaria y es un negocio que tiene un foco en el largo plazo, ya que los montos de inversión relacionados así lo obligan.
En el contexto actual, no podemos dejar de mencionar que el 2020 ha sido un año desafiante, con una crisis sanitaria que empezó el 15 de marzo y tiene más de ocho meses. Luego se convierte en una crisis económica debido al alto nivel de informalidad y, dada la cuarentena, se ha generado un desempleo significativo.
Ahora, a la situación sanitaria y económica, le sumamos una crisis política en la cual el único consenso que tenemos es que iremos a elecciones generales en abril del próximo año.
Por ello, hacemos una invocación y reflexión acerca de discutir la causa raíz de esta coyuntura. Una hipótesis es que hemos vivido un periodo republicano de abundancia como consecuencia del precio de los commodities y hemos tenido un crecimiento dispar en los sectores público y privado.
En el sector público tenemos ejemplos muy positivos como el Banco Central de Reserva del Perú y el Ministerio de Economía y Finanzas, pero en el sector privado que ha crecido, contamos con casos negativos como aquellas empresas que integraron el Club de la Construcción o universidades de baja calidad.
En conclusión, es el momento de buscar consensos no de divisiones maniqueas entre peruanos tratando de generar dicotomías entre buenos y malos, y debemos mantener el sentido de urgencia en aquello que es lo esencial, que es revertir la actual crisis económica y sanitaria dentro de un marco de respeto mutuo, es decir, en democracia.
En ese sentido, para revertir la crisis económica y sanitaria no duden en contar con la industria minera peruana porque es un pilar de nuestra patria.