En conjunto, Chile, Canadá y Perú abastecen el 94% de las importaciones estadounidenses de cobre refinado y aleaciones de cobre, según datos del proveedor de información Trade Data Monitor (TDM).
Reuters.- Chile, Canadá y Perú, tres de los mayores proveedores de cobre a Estados Unidos, han comunicado al gobierno del presidente Donald Trump que las importaciones del metal desde sus países no representan una amenaza para la seguridad estadounidense y no deberían enfrentarse a eventuales aranceles.
Los comentarios aparecen en medio de una creciente guerra arancelaria entre Estados Unidos y casi todos sus socios comerciales. El cobre se utiliza en construcción, transporte, electrónica y otras industrias. Estados Unidos importa aproximadamente la mitad de sus requerimientos.
Trump ordenó en febrero una investigación bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, la misma ley que utilizó en su primer mandato para imponer aranceles globales del 25% al acero y al aluminio.
Chile, Canadá y Perú respondieron a la revisión en cartas enviadas en las últimas semanas al Departamento de Comercio estadounidense, que están disponibles públicamente en un sitio de internet estadounidense.
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Las declaraciones fueron respaldadas por Freeport-McMoRan, uno de los mayores productores de cobre del mundo, con operaciones en Estados Unidos, Chile, Perú e Indonesia.
En conjunto, Chile, Canadá y Perú abastecen el 94% de las importaciones estadounidenses de cobre refinado y aleaciones de cobre, según datos del proveedor de información Trade Data Monitor (TDM).
Chile, mayor productor mundial, representa el 70% de dichas compras, seguido de Canadá con el 17% y Perú con el 7%. Los tres países tienen tratados de libre comercio con Estados Unidos.
«Las importaciones de cobre de Chile contribuyen a la seguridad de la cadena de suministro de Estados Unidos y no representan ningún riesgo para sus intereses de seguridad nacional», escribió el embajador de Chile en Washington, Juan Valdés en una carta fechada el 31 de marzo.
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Hasta el momento, el gobierno estadounidense no ha detallado hallazgos del análisis, que busca frenar la influencia de China en el mercado mundial del cobre. Los estudios de la Sección 232 deben completarse en un plazo de 270 días desde su inicio.
La Cámara de Comercio Chile-Estados Unidos (AmCham) coincidió en que las importaciones chilenas de cobre aportan seguridad y beneficios económicos a Estados Unidos, y que los aranceles podrían terminar beneficiando a China.
Chile envía la mayor parte de sus exportaciones de cobre a China, que consume la mitad de la producción mundial cada año.
El gobierno canadiense señaló que mantener el libre comercio del cobre apoyaría la seguridad de Estados Unidos, ya que el metal se utiliza en industrias de defensa.
Una carta del Ministerio de Comercio Exterior de Perú también exigió a Washington que excluyera a su país de las restricciones, señalando que sus importaciones de cobre no representaban riesgos para la seguridad.
Freeport, que se beneficiaría de aranceles al cobre, teme que estos perjudiquen la economía mundial y aconsejó a Trump que se centrara en impulsar la producción estadounidense del metal.
«Una guerra comercial global podría resultar en un crecimiento económico más lento, un aumento en los costos de los insumos mineros y una reducción del flujo de caja disponible para la inversión», escribió la empresa a funcionarios estadounidenses.