La mina ha ideado un plan para contribuir financieramente con las comunidades a través de contractos mantenimiento vial de la carretera y de transporte de cobre. Tiene planeado distribuir el 40% de su flota de camiones entre las comunidades locales.
Agencia Reuters.- Una noche fría de enero, un grupo de comunidades indígenas de los Andes peruanos estaba tratando de imponerse en una negociación difícil con la gigantesca mina de cobre Las Bambas, propiedad del grupo chino MMG Ltd.
La discusión, en un coliseo con una cancha de fútbol sintética en la pequeña ciudad de Cancahuani, giraba alrededor del pedido de las comunidades de operar camiones transportadores de cobre para la mina. Esa discusión venía acompañada de una amenaza.
Las comunidades podrían bloquear la carretera hacia Las Bambas, que produce el 2% del cobre mundial, y prevenir que el cobre llegue a la costa y a sus clientes finales.
Las 10 comunidades querían un contrato para operar 28 camiones pero Las Bambas solo estaba ofreciendo la mitad, según presenció un reportero de Reuters.
El lider del grupo, el Frente Único de Defensa de los Intereses de Chumbivilcas, eventualmente accedió, en parte por un compromiso de que en el futuro el número de camiones podría subir. Pero también hubo un problema, dos de los 10 presidentes comunales que conforman el Frente abandonaron la reunión, prometiendo pelear por su cuenta.
La división del Frente resalta un problema mayor para Las Bambas y otras empresas mineras: en medio del crecimiento del número de protestas mineras en Perú, las comunidades se están dividiendo en facciones cada vez más pequeñas, con agendas que a veces se contradicen, complicando las negociaciones y poniendo en riesgo la continuidad de la producción.
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Eso ha afectado la producción de cobre de Las Bambas y el precio de las acciones de MMG, obligando a la empresa a preparar una nueva estrategia para lo que creen será un conflicto de largo plazo, mientras las comunidades están más empoderadas bajo la presidencia del izquierdista Pedro Castillo.
Reuters viajó a presenciar las negociaciones de Las Bambas y entrevistó a más de 20 personas directamente involucradas en las tratativas entre funcionarios del gobierno, de la empresa minera y dirigentes comunales, para entender si existe un horizonte en el que la mina pueda operar sin bloqueos.
«Cada vez que creemos que hemos avanzado, aparece otro problema», dijo una fuente del ministerio de energía y minas.
Este mes, MMG evitó tener que paralizar la mina por segunda vez en dos meses debido a un bloqueo en el distrito de Ccapacmarca, conformado por cuatro comunidades que también solían ser parte del Frente de Chumbivilcas.
Pero la solución es temporal, las comunidades solo accedieron a una tregua de 45 días.
Las protestas y los bloqueos de vía también son un desafío para Castillo, quien ha nombrado a su cuarto gabinete ministerial en solo seis meses en el cargo mientras su popularidad cae rápidamente, incluyendo a las regiones mineras donde ganó por amplios márgenes.
Los funcionarios del gobierno encargados de resolver los conflictos mineros cambian con cada gabinete.
«COMIENZO DE UN PROBLEMA MAYOR»
Desde que Las Bambas comenzó a operar en el 2016, más de 10 grupos de comunidades andinas diferentes han bloqueado el corredor minero de la empresa, una carretera de tierra de más de 400 kilómetros.
La vía atraviesa decenas de comunidades históricamente empobrecidas, quienes se quejan frecuentemente de que la mina no invierte lo suficiente en proyectos sociales pese a su riqueza, mientras que los camiones las contaminan. En seis años de operación, Las Bambas ha sufrido 430 días de bloqueo, 106 de ellos en el 2021.
El gremio minero estima que cada día de bloqueo equivale a una pérdida de 9,5 millones de dólares para Las Bambas. La producción de cobre de la mina ha caído desde el 2017 mientras que el número de días de protesta ha aumentado.
Ahora ese problema se está acelerando, creando un efecto donde apenas se resuelve una protesta, otro grupo salta a hacer nuevas demandas y toma la carretera, causando disrupciones cada vez más frecuentes.
En octubre, el gobierno alcanzó un acuerdo con el Frente de Chumbivilcas, pero poco después los líderes de la provincia vecina de Cotabambas bloquearon la carretera. Cuando el gobierno resolvió lo de Cotabambas en noviembre, los pobladores de Chumbivilcas volvieron a tomar la vía, llevando a Las Bambas a paralizar operaciones en diciembre.
Cuando ese bloqueo se levantó, los líderes de Ccapacmarca – la facción disidente del Frente de Chumbivilcas- tomaron la vía. Hasta este domingo, cuando acordaron la tregua de 45 días.
Sin embargo, apenas horas después de anunciada la tregua, un nuevo grupo -esta vez de la provincia de Coporaque- amenazó con bloquear la carretera. La decisión final depende de una negociación con Las Bambas programada para el jueves.
«Después de la reunión de Ccapacmarca hay el riesgo de que (en Coporaque) bloqueen», dijo un ejecutivo de Las Bambas.
El resultado es que MMG y las comunidades andinas en su entorno se están preparando para que las protestas y disrupciones continúen por varios años más.
«Este es el comienzo de un problema mayor», dijo el ejecutivo, quien pidió el anonimato. Las Bambas se recusó de responder preguntas detalladas para este reportaje.
Los conflictos en Las Bambas ahora se están esparciendo cada vez más lejos de la mina, a lo largo del tenso corredor minero. MMG ahora está planeando cómo enfrentarse a potenciales bloqueos a cuatro o más horas de la mina, dijeron dos fuentes.
La mina ha ideado un plan para contribuir financieramente con las comunidades a través de contractos mantenimiento vial de la carretera y de transporte de cobre. Tiene planeado distribuir el 40% de su flota de camiones entre las comunidades locales.
Ese plan incluye comunidades que no han expresado interés en operar camiones, pero que los ejecutivos asumen que los van a pedir en un futuro, dijeron las fuentes.
Los camiones tendrían que ser comprados o alquilados por las comunidades mismas, probablemente con financiamento del gobierno.
«Este es un gran riesgo que estamos tomando porque ellos no son empresarios», dijo una de las fuentes. «Hay preocupación si las empresas van a poder cumplir.»
Otra fuente dijo que la mina ya tenía un plan de contingencia que asume problemas en el servicio de transporte de cobre en un futuro cercano.
«ASÍ NOS BLOQUEEN UN AÑO»
Mientras tanto, Las Bambas también ha estado trabajando silenciosamente un plan con el gobierno regional de Apurímac para construir una carretera que evite pasar por las comunidades que actualmente son revoltosas, como Chumbivilcas.
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El plan permitiría a Las Bambas al menos una ruta alterna en caso de bloqueos. El gobernador regional de Apurímac, Baltazar Lantarón, dijo que la mina le ha enviado una carta de apoyo al proyecto, el cual ya ha generado tensiones regionales.
Las propias comunidades a veces están en conflicto sobre lo que quieren. El Frente de Chumbivilcas ha demandado los contratos para operar camiones, pero otras dicen que los camiones son el problema en primer lugar, porque levantan polvo y contaminan sus cultivos.
«¿Nosotros nos quejamos de la contaminación y nosotros mismos nos vamos a auto-contaminar con esos camiones? No tiene lógica», dijo Judith Cjuno, de Ccapacmarca, una ex lideresa que ayudó a empezar el último bloqueo pero que renunció en medio de disputas internas.
En una reunión con el gobierno y la empresa en diciembre, un grupo de comunidades dijo que se abandonaría la reunión si se quedaba también otro grupo con el que tenían un conflicto. El gobierno logró negociar una tregua entre las dos partes, pero se rompió en cuestión de semanas.
Wilber Fuentes, quien lidera el Frente de Chumbivilcas pero que también ha sido sujeto de disputas internas, dijo que la unidad de ese día había sido solo para mantener apariencias.
En enero, cuando la entonces primera ministra Mirtha Vásquez visitó Ccapacmarca, ella pensó que había conseguido un difícil acuerdo con las comunidades.
Mientras Vázquez y otros altos funcionarios del Gobierno firmaban tres copias de los documentos, los líderes de Ccapacmarca abandonaron la reunión abruptamente, dejando el texto a medio firmar, lo cual fue presenciado por Reuters. Días después, bloquearon la vía.
En Cancahuani, en la cancha de fútbol sintética, los ejecutivos de Las Bambas estaban tratando de evitar otro bloqueo pero a la vez sin cambiar su oferta de un contrato por 14 camiones, la mitad de lo que pedían las comunidades.
«Creo que tenemos que tener un pensamiento empresarial, porque esto ya no es una lucha social», dijo Marco Santos, gerente de asuntos corporativos regionales de Las Bambas.
Fuentes comenzó a ceder.
«Con algún número (de camiones) se tiene que empezar y se tiene que incrementar con el tiempo, es la única manera de asegurar la paz social», dijo en la reunión. «Y si no les gusta pues habrá que bloquear».
Pero Jheison de la Vega, un abogado de la minera, dijo que un bloqueo más no los iba a hacer ceder en su posición.
«Así nos bloqueen un año no hay de donde sacar (un camión más)», declaró.