Durante el VIII Peru Mining Business, Diego Macera, Gerente General del Instituto Peruano de Economía (IPE), indicó que las oportunidades para un mayor crecimiento de la economía peruana, de la mano de la minería, recién se están visibilizando. Y es que “anteriores ciclos de exportación duraron hasta 25 años, y para la minería, este ciclo puede recién estar empezando”.
Destacó, en ese sentido, que el Perú es reconocido como uno de los países líderes en actividad minera, en especial como el segundo productor más grande de cobre, plata y zinc a nivel mundial.
“Perú es un país bendecido por recursos mineros. Tenemos varios metales y esa es una ventaja frente a otros países. Varios proyectos han ido entrando en la cadena productiva. Las Bambas y la ampliación de Cerro Verde pintaron la cancha de manera absoluta y explicaron casi la mitad del PBI peruano entre el 2015 y 2017 con su ingreso en operación”, recalcó.
Aunque debido a la pandemia, las empresas mineras más grandes tuvieron que suspender sus actividades y la contribución sobre el resto del país disminuyó, Macera señaló que, a marzo de 2021, el sector minero ya recuperó sus niveles pre pandemia. En particular, creció 7.3% respecto a febrero, principalmente por el incremento de cobre y molibdeno.
“Lo que ha demostrado la pandemia es la resiliencia que tiene el sector minero. Estamos a niveles similares a pre pandemia y eso se puede decir de muy pocos sectores económicos del país. Eso se profundizará en lo que queda de este año y el próximo con Mina Justa y Quellaveco. (La minería) es una oportunidad ante la crisis, es un soporte para el dinamismo económico en general”, enfatizó.
Retos hacia el 2026
En otro momento de su ponencia, el Gerente General del IPE expuso que, aunque que el Perú ha retrocedido diez posiciones en el Índice de Atractivo a la inversión Fraser 2020 (se ubica en el puesto 34 de 77 jurisdicciones evaluadas) mejoró su desempeño en el Índice de Percepción de Políticas, donde los encuestados consideran que el capital humano, las barreras comerciales y la incertidumbre sobre la regulación ambiental incentivan o no disuaden la inversión.
“Es necesario aprovechar que las operaciones de cobre en el Perú tienen el costo en efectivo más bajo del mundo, en promedio”, acotó.
Sin embargo, existen retos a tomar en cuenta tales como el componente social. El aumento de los conflictos sociales en todo el país durante los últimos años plantea un escenario más retador para el aprovechamiento sostenible del potencial minero con el que cuenta el Perú.
“En efecto, de los 143 conflictos activos registrados por la Defensoría del Pueblo al mes de marzo de 2021, el 42% provienen de la actividad minera”, indicó.
Otro desafío a considerar es la poca predictibilidad del marco regulatorio y sus procedimientos, pues “le resta competitividad al desarrollo de nuevas inversiones mineras, frente a países de la región como Chile”. Así, recordó que “sólo entre el 2006 y 2016 el número total de normas vinculadas al sector minero se multiplicó en 10 veces, llegando incluso a publicarse más de 50 nuevas regulaciones en un solo año (2013)”.
Finalmente, a pesar de su significativa contribución a los ingresos tributarios, la baja ejecución de los recursos fiscales provenientes de la minería es aún un problema.
“Entre el 2010 y 2020, sólo el 67% del presupuesto cubierto por el canon y regalías de industrias extractivas fue ejecutado por los tres niveles de gobierno, dejando de ejecutarse cerca de S/ 56 mil millones”, puntualizó.
El VIII Peru Mining Business: “Propuestas para el próximo gobierno 2021-2026″, organizado por el Grupo Digamma y la Revista Rumbo Minero, es un evento virtual, considerado uno de los más importantes del país, que tiene como premisa el seguir impulsando el desarrollo del país, a través de una industria minera sostenible y responsable.