«Si no tenemos inversiones formales, no tendremos infraestructura adecuada que genere puestos de trabajo y bienestar en las familias con menos recursos», indica Juan Carlos Miljanovich, CFO de Summa Gold.
Por Juan Carlos Miljanovich, CFO de Summa Gold
El anuncio de postergación del proyecto Yanacocha Sulfuros (con una inversión estimada de $2,5000) ha sido desalentador para el país. Los inversionistas detrás de este proyecto, tomando cautela ante las circunstancias que afronta el país, han preferido destinar su capital a sus principales activos en Australia, Canadá y Papua Nueva Guinea, antes que apostar por la tradición minera del Perú, y en específico de una región como Cajamarca (donde se ubica el proyecto).
Este baldazo de agua fría debería ser para nuestro país un punto de inflexión. Ya venimos sumando años (desde Quellaveco) sin reportar el inicio de construcción de un nuevo proyecto minero y, peor aún, los que más cerca parecían estar de ver la luz, han dejado de ser prioritarios. A Yanacocha Sulfuros se suma Conga, Tía María, Río Blanco, entre otros.
Estamos en una tendencia de caída de las inversiones mineras en el Perú, pese a ser esta industria el principal motor económico y financiero del país. El último Boletín Estadístico Minero del MINEM muestra una caída de la inversión minera de 19.8% al mes de mayo, en relación al mismo período de 2022. Si vemos las inversiones a nivel de regiones, Cajamarca avanza a paso lento, con un leve crecimiento de 2.2% (enero – mayo) en relación al 2022. Y ello, pese a ser la región con mayor cantidad de proyectos mineros en cartera, con un valor acumulado que supera los $18,000 millones. De momento, con lo de Yanacocha Sulfuros, sabemos que buena parte de ese total no se verá materializado por lo menos en dos años más.
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Otra región que experimenta una caída significativa de inversiones es Apurímac (-30.8% entre enero y mayo). En esta región, que posee una cartera de inversión que supera los más de $10,000 millones, se encuentran proyectos emblemáticos, cuyos territorios están siendo invadidos por mineros ilegales. Los mismos, además, cuentan con un amparo del Estado a través del Reinfo para permanecer en este lugar. ¿Cómo se garantiza de esa manera el desarrollo de inversiones para una minería moderna y sostenible?
La minería formal en el Perú tiene que afrontar diversas problemáticas desde el punto de vista económico y de regulación, como lo son, por ejemplo: la tramitología, falta de incentivos, distorsión de precios relativos a nivel local (claro ejemplo es el precio del diesel industrial vs el diésel vehicular: precios diferentes a un mismo bien), etc. Todo esto ocasiona un gran desincentivo que se traduce en el alejamiento de las inversiones.
Si no tenemos inversiones formales, no tendremos infraestructura adecuada que genere puestos de trabajo y bienestar en las familias con menos recursos. El cierre de brechas y el acceso de servicios públicos como agua potable, hospitales y colegios, necesariamente viene de la manos de las inversiones y de los impuestos que se pagan por éstas; y el sector minero es claramente un gran aliado con su aporte al fisco, en beneficios de las comunidades vecinas.
Es por ello que resulta necesaria una clara política de promoción para el desarrollo de nuestra minería, a través de normas y acciones que incentiven la inversión y brinden garantías para las mismas. Ello además de revertir la desconfianza generada en los inversionistas, que es una carga que llevamos por la continua situación de crisis política y social que hemos enfrentado como país en los últimos años. De esta manera, seguiremos anhelando sacar adelante proyectos que, como el pan, en la puerta del horno se nos queman.