El Editor Internacional de Rumbo Minero indica que el incendio forestal, que se convirtió en el más mortífero en más de un siglo en los Estados Unidos, con más de 100 víctimas, está directamente vinculado al calentamiento global por los niveles de sequía severa previa que fueron reportados.
La proliferación de incendios forestales en el verano boreal -al que se suma el de Maui que destruyó Lahaina, otrora capital de la Corona Hawaiana y que se ha convertido en la causa de mayor mortandad en los Estados Unidos en más de cien años- subraya el impacto del ‘Antropoceno’ en las dinámicas geografías y del ‘Calentamiento Global’ en desastres medioambientales.
La misma subraya lo imperativo de la ‘Descarbonización’ y la urgencia de procurar ‘Minerales Críticos’ para la misma en momentos en los que el mayor productor de cobre experimenta cuellos de botella que no disminuyen su potencial minable recalcando el del Perú.
Para ambos países las perspectivas no dejan de ser propicias por lo que Goldman Sachs prevé como la ‘Super Energización’ de la demanda por ‘Metales Verdes’ en función de la inversión en ‘Energía Limpia’ en lo que The Economist denomina como ‘El Siglo Latinoamericano’.
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Luego que más de 410 incendios forestales en todo Canadá provocaran, en junio, la evacuación de 26,206 personas y que se oscurecieran los cielos de Nueva York, los incendios de agosto en Maui bien podrían confirmar la relación directa de los mismos con el ‘Antropoceno’ y el calentamiento global que está provocando sequías a nivel global y huracanes y tifones de mayor energía que en el pasado.
Según investigadores en la Isla, el incendio forestal, que se convirtió en el más mortífero en más de un siglo en los Estados Unidos, con más de 100 víctimas, está directamente vinculado al calentamiento global por los niveles de sequía severa previa que fueron reportados, por el Monitor de Sequías de los Estados Unidos, en niveles del 16% comparados al 5% del promedio histórico. Por otro lado, de acuerdo con el New York Times, Hawái ha visto disminuciones en la precipitación anual promedio, con una capa de nubes más delgada y sequías inducidas por el aumento de las temperaturas.
Esas condiciones se combinaron con la expansión de ‘pastos no nativos’, en tierras de antiguas plantaciones abandonadas por corporaciones que producían caña de azúcar, que habiéndose secado fueron el combustible ideal del incendio que propagó el Huracán Dora, una tormenta Categoría 4, con vientos de 225 km por hora. En Lahaina, que fue prácticamente destruida durante el incendio, los pastos invasivos cubrían las laderas alrededor de la ciudad creciendo hasta el borde de las áreas de viviendas.
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